Un análisis de ADN realizado a restos humanos encontrados en Egipto revela conexión genética con la región mesopotámica, lo que sugiere migraciones entre ambas civilizaciones milenarias.
Egipto (Marcrix Noticias)-Un estudio genético realizado a un esqueleto de más de 4,400 años de antigüedad, hallado en una tumba sellada en el sitio arqueológico de Nuwayrat, Egipto, ha revelado un sorprendente vínculo genético entre las culturas del antiguo Egipto y Mesopotamia.
El análisis del genoma, extraído de los dientes del individuo, muestra que alrededor del 80% del ADN corresponde a poblaciones del norte de África y Egipto, mientras que el 20% restante tiene un claro origen en el Creciente Fértil, región donde se desarrollaron civilizaciones mesopotámicas como Sumeria, Acadios y Babilonios, abarcando territorios del actual Irak, Siria y el sureste de Turquía.
“El hallazgo es muy importante porque es la primera evidencia directa de lo que se había vislumbrado en trabajos anteriores”, señaló Daniel Antoine, curador de Egipto y Sudán en el Museo Británico, aunque no participó directamente en la investigación.
El esqueleto pertenecía a un hombre de aproximadamente 60 años al momento de su muerte. Fue encontrado en una urna funeraria dentro de una cámara excavada en roca, y por las características de desgaste óseo y señales de artritis, se cree que pudo haber sido un alfarero.
Este individuo vivió poco antes o durante el surgimiento del Antiguo Reino egipcio, época marcada por la unificación del Alto y Bajo Egipto y la construcción de las pirámides de Giza.
“Este es el momento en que el poder centralizado permitió la formación del antiguo Egipto tal como lo conocemos”, explicó el paleogenetista Linus Girdland-Flink, coautor del estudio.
Para el bioarqueólogo Joel Irish, también coautor, el río Nilo jugó un papel fundamental en este tipo de conexiones: “Probablemente actuó como una superautopista antigua, facilitando no solo el comercio y la cultura, sino el movimiento real de personas entre regiones”.
Este descubrimiento refuerza lo que ya indicaban similitudes arqueológicas en la cerámica y escritura entre ambas culturas. Sin embargo, los autores del estudio advierten que esta es apenas una pieza del rompecabezas, y que serán necesarios más análisis de ADN antiguo para comprender la magnitud y temporalidad de estos flujos migratorios entre dos de las civilizaciones más influyentes de la historia humana.