Una nueva ola de violencia sacude a Sinaloa, con 14 homicidios registrados en un solo día, reflejo de una crisis de inseguridad que las autoridades no han logrado controlar pese al despliegue de más de 2,200 elementos de fuerzas especiales y militares.
Sinaloa (Marcrix Noticias)-
Entre los hechos más graves, un hombre fue asesinado durante el velorio de un familiar en la sindicatura de Costa Rica, mientras que enfrentamientos armados en la carretera hacia Eldorado paralizaron el tráfico y sembraron el pánico entre la población. Además, ataques a un «minicasino» en Villa Bonita y una vivienda en la colonia Progreso evidencian el recrudecimiento de la violencia en zonas urbanas de Culiacán.
La disputa interna en el Cártel de Sinaloa, iniciada en septiembre, ha sido señalada como el detonante de esta escalada, que ha dejado 149 homicidios en noviembre, un aumento del 24% respecto al mismo periodo de 2023.
Impacto económico en el estado
La inseguridad no solo afecta la tranquilidad de los sinaloenses, sino también la economía local. Según Martha Reyes Zazueta, presidenta de Coparmex Sinaloa, 76 negocios formales han cerrado desde septiembre en Culiacán, y sectores como la agricultura, acuicultura, restaurantería e inmobiliaria enfrentan pérdidas significativas en municipios como Cosalá, San Ignacio, Elota y Navolato.
Las estimaciones de Coparmex proyectan pérdidas económicas que podrían superar los 18 mil millones de pesos y comprometer 25 mil empleos si la situación persiste. Reyes denunció además una falta de apoyo gubernamental, al señalar que los empresarios «están siendo acosados fiscalmente mientras carecen de seguridad y estabilidad económica».
Exigencias al gobierno
Durante el tercer informe del gobernador Rubén Rocha Moya, ciudadanos y empresarios pidieron medidas contundentes para contener la violencia y proteger la economía del estado. La Coparmex anunció gestiones en la Ciudad de México para plantear un plan emergente que garantice la seguridad y reactive las actividades empresariales.
Mientras tanto, la población sinaloense enfrenta el doble desafío de convivir con la violencia y lidiar con las consecuencias económicas de una crisis que parece lejos de resolverse.