El obispo afirmó que el proyecto no invade ninguna zona protegida, pero dejó claro que están abiertos al diálogo.
Cancún(Marcrix Noticias).- En medio de la controversia por la construcción de la Catedral de Cancún en los alrededores del Ombligo Verde, el obispo de la Diócesis Cancún – Chetumal, Pedro Pablo Elizondo Cárdenas, afirmó que el proyecto no invade ninguna zona protegida y aseguró estar abierto al diálogo con quienes han manifestado su inconformidad.
En entrevista con Marcrix Noticias, el prelado expresó que están dispuestos a escuchar a toda la ciudadanía:
“Nosotros estamos para generar diálogo, para escuchar a toda la ciudadanía, para apoyar a la comunidad católica. Y pues habrá siempre alguien que se inconforme, que no esté de acuerdo. Pues muy bien, lo respetamos”, dijo.
Aclaró que el terreno donde se edificará la Catedral es propiedad de la Iglesia desde hace 25 años y no forma parte del área protegida del Ombligo Verde.
“Ese predio se llama Catedral de Cancún. Está dividido. Ese predio a nosotros nos lo entregaron para la Catedral de Cancún y todos estuvieron de acuerdo desde hace 25 años”, sostuvo.
El obispo reveló que el plan contempla una réplica del santuario mariano conocido como “La Desatadora de Nudos”, que atrae más de 18 mil peregrinos a la semana, y detalló que la Universidad Anáhuac está a cargo del proyecto, en coordinación con autoridades municipales de ecología y desarrollo urbano.
También destacó que cuentan con permisos de la Profepa:
“Nosotros ya tenemos lo de la Profepa, pero no son los vecinos [los inconformes], son ambientalistas”, apuntó.
Sobre la afectación ambiental, aseguró que no solo no se dañará la selva, sino que se plantarán más de mil árboles, incluyendo especies nativas:
“Vamos a invitar a todas las familias que vayan y planten su árbol. Porque queremos que esté lleno de árboles”, explicó.
Finalmente, el obispo insistió en que la obra responde a una necesidad histórica de la comunidad católica de Cancún:
“Después de tanto tiempo que ha esperado para tener una catedral digna como cualquier ciudad del mundo, la comunidad católica merece un espacio de unidad y comunión”, concluyó.