Detrás de la solemnidad religiosa, esta elección encierra siglos de historias de intrigas, disputas e incluso violencia.
El cónclave más largo: casi tres años de encierro
Vaticano (Marcrix Noticias)-Tras la muerte de Clemente IV en 1268, los cardenales reunidos en Viterbo no lograban ponerse de acuerdo, trabados entre facciones francesas e italianas. La desesperación de la población local los llevó a encerrar a los purpurados, racionarles la comida e incluso retirar el techo del palacio. Finalmente, eligieron a Teobaldo Visconti, un laico que estaba en Tierra Santa, quien se convirtió en Gregorio X. Este Papa, en 1274, instauró con la constitución Ubi periculum las reglas modernas del cónclave: cardenales aislados, votaciones secretas y bajo llave (cum clave).
Celestino V: el Papa que renunció
En 1294, después de más de dos años sin Papa, los cardenales eligieron a Pietro del Morrone, un monje ermitaño conocido por su austeridad. Tomó el nombre de Celestino V, pero apenas cinco meses después, agobiado por las responsabilidades, abdicó voluntariamente. Fue el primer Papa en renunciar por decisión propia, hecho que no se repetiría hasta la renuncia de Benedicto XVI en 2013. Su sucesor, Bonifacio VIII, temeroso de que fuera reinstalado, lo mantuvo confinado hasta su muerte.
Incendio y caos en el cónclave de 1314
Tras la muerte de Clemente V, las tensiones entre cardenales franceses e italianos desbordaron el cónclave convocado en Francia. En 1314, familiares del difunto Papa irrumpieron violentamente e incendiaron el lugar. Durante más de un año no se realizaron votaciones. Solo cuando el rey Luis X intervino, encerrando a los cardenales en Lyon, se logró la elección de Juan XXII en 1316.
El Gran Cisma de Occidente: dos papas, una Iglesia dividida
En 1378, el pueblo romano presionó para que los cardenales eligieran a un italiano: Bartolomeo Prignano, quien se convirtió en Urbano VI, aunque ni siquiera era cardenal. Su carácter autoritario generó tal rechazo que un grupo disidente eligió a Clemente VII como antipapa, desatando el Gran Cisma de Occidente, que dividió a la Iglesia durante casi 40 años hasta la reunificación bajo Martín V en 1417.
Los Borgia y la corrupción del Renacimiento
El cónclave de 1492 es recordado como uno de los más corruptos de la historia. Rodrigo de Borja, quien se convertiría en Alejandro VI, usó su fortuna para comprar votos y asegurar su elección. Su pontificado quedó marcado por el nepotismo, los excesos y los escándalos, dejando una huella imborrable en la historia del Vaticano.