Después de 100 años, los parisinos volvieron a bañarse legalmente en el Sena, gracias a un ambicioso proyecto de saneamiento impulsado por los Juegos Olímpicos.

París, Francia. (Marcrix Noticias)— Por primera vez desde 1923, los parisinos volvieron a nadar legalmente en el río Sena, en una jornada histórica marcada por entusiasmo y altas temperaturas. Al amanecer del sábado, decenas de bañistas se lanzaron al agua desde plataformas especialmente instaladas cerca de la Torre Eiffel y la Île Saint-Louis, entre aplausos y gritos de alegría.

La reapertura del Sena al público es el resultado de un ambicioso proyecto de limpieza que implicó una inversión de 1,500 millones de dólares, con el objetivo de transformar el río en un espacio recreativo y símbolo de sostenibilidad urbana. El proyecto fue impulsado en gran parte por los compromisos ambientales adquiridos para los Juegos Olímpicos de París 2024.

Previo al primer chapuzón, empleados municipales retiraron algas y restos flotantes, mientras una fila de bañistas se formaba con salvavidas amarillos brillantes, requeridos como parte de las estrictas medidas de seguridad, bajo la supervisión de socorristas.

“Es muy agradable nadar en el corazón de la ciudad, especialmente con este calor”, dijo Amine Hocini, obrero de 25 años. “Pensé que el agua estaría fría, pero está calientita”.

La alcaldesa Anne Hidalgo, presente en el evento, exhibió una botella con agua del Sena para reafirmar la calidad del agua, que según las autoridades cumple con los estándares europeos la mayor parte del tiempo.

A pesar de los esfuerzos, algunas personas como François Fournier, vecino de la zona, se mantienen escépticas: “He visto cosas flotando en el Sena que no te puedes imaginar”.

Aunque el hedor de antaño ha desaparecido, y sólo quedan residuos menores visibles, nadar fuera de las zonas habilitadas sigue estando prohibido por motivos de seguridad.

“Es tan chic nadar en el Sena”, bromeó Lucile Woodward, residente local. “Esta debe ser una de las zonas más monitoreadas del planeta. No creo que el ayuntamiento se arriesgue”.

Con esta reapertura, París recupera no solo un espacio público icónico, sino también una parte simbólica de su relación con el entorno natural.

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