El grupo propietario de la marca solicitó protección bajo el Capítulo 11 en Estados Unidos en medio de una crisis financiera que afecta a varias cadenas de restaurantes tradicionales.
Dallas, Texas (Marcrix Noticias) — Hooters, la famosa cadena de restaurantes estadounidense conocida por sus alitas de pollo y el distintivo uniforme de sus camareras, ha solicitado protección por bancarrota bajo el Capítulo 11.
El grupo propietario, HOA Restaurant Group, presentó la solicitud el lunes en el tribunal de bancarrota del norte de Texas, buscando reestructurar su negocio en un contexto de dificultades financieras que afecta a varias cadenas de restaurantes tradicionales en Estados Unidos.
Un negocio en crisis
El sector de la restauración enfrenta fuertes desafíos, incluyendo el aumento en los costos de alimentos y mano de obra, cambios en las preferencias de los consumidores y una competencia feroz con nuevas cadenas informales como Shake Shack.
En el último año, otras reconocidas cadenas como Red Lobster, TGI Fridays y Buca di Beppo también se han acogido a la bancarrota, mientras que On the Border, especializada en comida Tex-Mex, hizo lo mismo recientemente.
Como parte de su plan de reestructuración, Hooters planea vender 100 de sus restaurantes en EE.UU. a franquiciados, incluidos los fundadores de la marca, quienes ya operan 14 de los 30 locales más rentables de la cadena.
A pesar de la crisis, la empresa ha asegurado que sus franquiciados y socios de licencias seguirán operando las ubicaciones existentes en EE.UU. y el extranjero. Actualmente, Hooters cuenta con más de 420 restaurantes en 29 países.
Los desafíos de un modelo de negocio controversial
Fundada en Clearwater, Florida, en 1983, Hooters nació con la idea de crear un restaurante diferente, pero su modelo de negocio ha enfrentado controversias y desafíos a lo largo de los años.
En 2017, la empresa intentó modificar su imagen con la apertura de un restaurante sin camareras en uniformes ajustados, pero el esfuerzo no tuvo éxito. Además, ha enfrentado demandas legales, como el caso de discriminación racial en Carolina del Norte, que le costó un acuerdo de 250.000 dólares.
La crisis financiera también ha llevado a la compañía a reducir su tamaño. En 2019, vendió su hotel-casino en Las Vegas, y el año pasado cerró 40 ubicaciones de bajo rendimiento en EE.UU.
Incluso su presencia en el deporte se ha visto afectada: Hooters patrocinó el auto No. 9 de NASCAR, conducido por Chase Elliott, desde 2017. Sin embargo, Hendrick Motorsports terminó su relación con la marca el año pasado debido a incumplimientos financieros.
¿Qué sigue para Hooters?
Mientras la empresa busca reorganizarse y mantener sus operaciones, su futuro es incierto. La bancarrota no significa el fin inmediato de la cadena, pero sí un intento desesperado por adaptarse a un mercado cambiante y sobrevivir en una industria cada vez más competitiva.
