En México, los focos principales están en comunidades menonitas de Chihuahua, donde persisten el escepticismo hacia las vacunas.

Chihuahua, México. (Marcrix Noticias)— A bordo de un viejo Nissan blanco, la enfermera Sandra Aguirre avanza por los caminos polvorientos de Chihuahua, bordeados por huertos de manzanas y campos de maíz que se pierden en el horizonte desértico. En el asiento trasero lleva una nevera portátil repleta de dosis contra el sarampión, lista para convencer, casa por casa, a las familias menonitas de vacunarse. Sabe que muchas puertas no se abrirán, pero su esperanza está puesta en aquellos que escuchen y acepten la inmunización.

La misión de Aguirre forma parte de una campaña nacional para frenar el mayor brote de sarampión que México ha enfrentado en décadas. Aunque el repunte no es exclusivo del país —Estados Unidos y Canadá también han reportado aumentos recientes—, en México el foco principal está en las comunidades menonitas de Chihuahua, donde la desconfianza hacia las autoridades y el escepticismo sobre las vacunas son barreras difíciles de superar.

Según autoridades de salud, ya se han confirmado al menos 922 casos y una muerte, aunque se sospecha que las cifras reales son mucho mayores. El virus, que comenzó a circular en marzo tras el regreso de un niño menonita de ocho años procedente de Seminole, Texas (zona gravemente afectada por el virus), se propagó rápidamente en escuelas, iglesias y espacios comunitarios. Desde ahí, saltó a trabajadores agrícolas, plantas procesadoras y comunidades indígenas, extendiéndose a otras regiones del estado.

Con unos 23,000 habitantes, el asentamiento menonita de Cuauhtémoc es un enclave productivo y cerrado, donde la vida gira en torno a la autosuficiencia. Mientras algunos miembros de la comunidad se informan a través de redes sociales y sitios antivacunas, otros confían en el boca a boca y en los mensajes que reciben de familiares en Estados Unidos, donde la desinformación también circula ampliamente.

La situación preocupa especialmente porque Chihuahua, como estado fronterizo, puede convertirse en una vía de propagación internacional del virus. México había logrado erradicar el sarampión en 1998, pero la tasa de vacunación ha ido cayendo: en 2023 apenas alcanzó el 76%, muy por debajo del 95% necesario para evitar brotes, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Aunque en México la vacunación no es obligatoria, las autoridades educativas han comenzado a pedir comprobantes de inmunización a los padres como medida de presión. Sin embargo, todavía no está claro cuántos miembros de la comunidad menonita han accedido a vacunarse.

Mientras tanto, Sandra Aguirre sigue recorriendo kilómetros con su vieja camioneta blanca, confiando en que cada puerta abierta representa una oportunidad para frenar el avance de un brote que ya amenaza con desbordarse.

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