Con 11 mil 148 días en criopreservación, el embrión implantado en Lindsey Pierce marca un hito médico y humano.
Ohio, (Marcrix Noticias)-.— La semana pasada nació Thaddeus Pierce, un bebé saludable que ha conmovido al mundo no solo por su llegada, sino por el insólito camino que lo trajo hasta aquí: su embrión permaneció congelado durante más de 30 años antes de ser implantado con éxito. Con 11,148 días en almacenamiento, este es ahora el embrión más antiguo conocido que da lugar a un nacimiento exitoso, según el médico a cargo del procedimiento, John David Gordon.
Thaddeus es el hijo biológico de Linda Archerd, una mujer de 62 años que donó sus embriones tras décadas de incertidumbre, y el hijo legal y emocional de Lindsey y Tim Pierce, una pareja que, tras años de infertilidad, recurrió a la adopción de embriones como camino para formar una familia.
“No entramos en esto pensando en récords; solo queríamos tener un bebé”, explicó Lindsey.
Una segunda oportunidad de vida
En 1994, Linda Archerd se sometió a un tratamiento de fertilización in vitro que resultó en cuatro embriones. Tras el nacimiento de su hija y un divorcio inesperado, optó por conservar los embriones, aunque nunca más los utilizó. Durante años, pagó tarifas de almacenamiento y convivió con el peso emocional de no saber qué hacer con ellos.
Finalmente, encontró una alternativa significativa: Snowflakes, un programa pionero de Nightlight Christian Adoptions, una agencia sin fines de lucro especializada en adopciones de embriones. Archerd pudo no solo donar los embriones, sino también elegir el perfil de la familia adoptiva.
“Quería ser parte de la vida de este bebé. Y quería conocer a los padres adoptivos”, comentó con emoción.
Un proceso técnico y emocional
Antes de la transferencia, Archerd debió recuperar registros médicos de hace tres décadas y coordinar el traslado de los embriones desde Oregon hasta Tennessee. Dos fueron implantados en Lindsey Pierce, pero solo uno —Thaddeus— se desarrolló con éxito.
El nacimiento superó el récord anterior, establecido por los gemelos Lydia y Timothy Ridgeway, nacidos de embriones que llevaban 10 mil 905 días congelados.
Aunque el logro tiene implicaciones médicas, el doctor Gordon subraya una reflexión importante:
“Estas historias despiertan la imaginación, pero también son una advertencia: ¿por qué están tantos embriones en almacenamiento? ¿Qué haremos con ellos?”.
Más que ciencia: conexiones humanas
Para Archerd, la experiencia ha sido un cúmulo de emociones encontradas: alivio por haber dado un hogar a los embriones, tristeza por no haberlos criado y esperanza de mantener contacto con la familia Pierce.
“Me encantaría conocerlos algún día. Sería un sueño hecho realidad”, confesó.
El nacimiento de Thaddeus es más que un récord: es un testimonio de la resiliencia humana, los avances médicos y la capacidad de dos familias para entrelazar sus caminos en nombre de la vida.