Durante una visita a Roma, el Papa consoló a un niño entre lágrimas con un mensaje de esperanza y amor que conmovió al mundo: la fe no es la única puerta al cielo.

Roma (Marcrix Noticias)-En abril de 2018, durante una visita pastoral a la parroquia San Pablo de la Cruz en Roma, el Papa Francisco protagonizó uno de los momentos más conmovedores de su pontificado. Mientras respondía preguntas de niños del lugar, un pequeño llamado Emanuele se acercó entre lágrimas y no pudo hablar frente al micrófono. El motivo: la reciente muerte de su padre, quien, aunque no era creyente, había bautizado a sus cuatro hijos.

Al notar su dolor, el Papa lo invitó a acercarse y le dijo con ternura:

“Ven conmigo, Emanuele. Dímelo al oído”.

El niño se refugió en los brazos del pontífice y le susurró su pregunta:
¿Mi papá, que era ateo, puede ir al cielo?

Francisco, conmovido por la sinceridad del pequeño, le pidió permiso para compartir su historia con los presentes. Luego de relatarla, reflexionó en voz alta:

“Qué hermoso testimonio el de un hijo que heredó la fortaleza de su padre, que tuvo el valor de llorar delante de todos nosotros. Si ese hombre fue capaz de criar a sus hijos así, entonces es verdad, era un buen hombre”.

Posteriormente, el Papa hizo una pregunta a los niños presentes:

“¿Dios abandonaría a sus hijos cuando son buenos?”
A lo que todos respondieron con firmeza: “¡No!”

Entonces, mirando a Emanuele, el Papa dijo con seguridad:

“Ahí tienes la respuesta”.

Francisco añadió que bautizar a los hijos siendo creyente es común, pero hacerlo sin tener fe es aún más significativo, pues muestra un acto de amor consciente que seguramente agradó a Dios.

Este momento, que resurgió tras la noticia del fallecimiento del Papa Francisco, sigue siendo un recordatorio de que la bondad, el amor y la compasión están por encima de las etiquetas religiosas. Para muchos, fue un mensaje de esperanza que abre la puerta a una fe más incluyente y humana.

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