Un hombre de 32 años, fue hallado desnutrido y en condiciones extremas dentro de una habitación, quien llevaba dos décadas sin salir de casa. 

 

Waterbury, Connecticut (Marcrix Noticias).- Un incendio en una vivienda ubicada en la calle Blake, reveló uno de los casos más estremecedores de abuso y privación de libertad en Estados Unidos. 

Un hombre de 32 años fue hallado en una pequeña habitación de apenas dos por tres metros, donde presuntamente había sido encerrado durante más de dos décadas por su propio padre y su madrastra.

El fuego, que consumió parte del techo de la casa, permitió que la víctima pudiera salir del cuarto en el que era mantenido cautivo durante 23 horas al día. 

El hombre, que pesaba menos de 30 kilogramos y presentaba signos severos de desnutrición y descuido, fue trasladado de emergencia a un hospital cercano, donde relató su historia al personal médico.

“Tenía el aspecto de un sobreviviente del Holocausto”, declaró Steve Brownell, oficial del Departamento de Policía de Waterbury.

Según el testimonio de la víctima, fue él mismo quien provocó el incendio con el objetivo de ser rescatado. Desde los 12 años fue encerrado en esa habitación sin acceso a baño, atención médica ni aseo. Afirmó que rara vez comía y que su dentadura estaba en condiciones tan precarias que no podía masticar con normalidad.

El caso conmocionó a la comunidad local, al descubrirse que el hombre fue reportado como desaparecido en 2005. 

En ese entonces, autoridades y familiares lo buscaron intensamente, pero las investigaciones fueron detenidas, luego de que una revisión médica inicial no revelara señales evidentes de abuso.

Kimberly Sulliven, madrastra de la víctima, fue detenida y presentada ante el Tribunal Superior de Waterbury, donde enfrenta cargos por secuestro, agresión, crueldad, retención ilegal e imprudencia temeraria. Las autoridades indicaron que de ser hallada culpable podría enfrentar cadena perpetua.

El caso ha puesto en la mira a las agencias de protección infantil de Connecticut, luego de que se revelara que existían reportes previos sobre el maltrato al menor, cuando aún acudía a la escuela, incluidos registros de hambre extrema y conducta irregular, como robar comida o buscar restos en la basura.

Las investigaciones continúan para esclarecer la responsabilidad del padre y determinar cómo pudieron mantenerlo escondido durante tanto tiempo sin ser detectados por el sistema de justicia y protección infantil.

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