La presión aumentó con la convocatoria de una huelga general por parte del sindicato más grande de Israel, Histadrut.
Israel (Marcrix Noticias)-El domingo por la noche, Israel fue testigo de una de las manifestaciones más grandes desde el inicio de la guerra hace 11 meses, cuando decenas de miles de ciudadanos salieron a las calles para expresar su dolor y enojo tras el hallazgo de seis rehenes muertos en Gaza. La multitud, indignada por las muertes, exigió al primer ministro Benjamín Netanyahu que negocie un cese del fuego con Hamás para garantizar el regreso seguro de los rehenes restantes.
El caso de Hersh Goldberg-Polin, un israelí-estadounidense que se encontraba entre los rehenes asesinados, ha intensificado las protestas en todo el país. Según el ejército israelí, los rehenes fueron asesinados a quemarropa por Hamás antes de que las fuerzas israelíes pudieran rescatarlos.
La situación ha generado una creciente presión sobre Netanyahu, especialmente después de que el sindicato más grande de Israel, Histadrut, convocara una huelga general para el lunes, paralizando sectores clave de la economía. La protesta masiva y la huelga reflejan un posible punto de inflexión en un país profundamente dividido.
Las negociaciones de cese del fuego han estado estancadas durante meses, y muchos israelíes culpan a Netanyahu por la falta de un acuerdo, según encuestas recientes. Sin embargo, el primer ministro cuenta con un apoyo significativo para su estrategia de “victoria total” contra Hamás, a pesar de las crecientes demandas de cambio.
Hamás ha ofrecido liberar a los rehenes a cambio de un cese del fuego, la retirada de las fuerzas israelíes de Gaza y la liberación de prisioneros palestinos. Sin embargo, Netanyahu ha prometido continuar la guerra hasta la destrucción total de Hamás, lo que ha retrasado la liberación de los rehenes y generado más críticas.
La indignación por la muerte de los rehenes ha aumentado la presión política sobre Netanyahu, lo que podría derivar en una investigación sobre los fallos de su gobierno en los atentados de octubre de 2023 y, potencialmente, provocar elecciones anticipadas. Según analistas, la situación actual representa un “terremoto” político para el liderazgo israelí, con posibles consecuencias a largo plazo para el futuro del país.
