Dos estudios recientes de la NASA utilizaron una técnica basada en variaciones gravitacionales para explorar el interior profundo de la Luna y del asteroide Vesta.

Estados Unidos (Marcrix Noticias)-El primer estudio, publicado el 14 de mayo en Nature, presenta el modelo gravitacional más detallado de la Luna hasta la fecha. Este modelo aprovecha las variaciones en la gravedad lunar causadas por la deformación por marea, un fenómeno provocado por la atracción gravitatoria de la Tierra que deforma ligeramente la superficie lunar durante su órbita elíptica.

A partir de estos datos, recopilados por la misión GRAIL (2011–2012), los científicos han mejorado la comprensión sobre la estructura interna de la Luna, lo que facilitará futuras misiones al satélite.

Uno de los hallazgos más notables fue el contraste entre el hemisferio cercano y el lejano. Mientras que el primero, visible desde la Tierra, está dominado por llanuras volcánicas llamadas mare, el segundo es más montañoso y menos uniforme. Los datos sugieren que el hemisferio cercano presenta una deformación mayor, lo que indicaría diferencias internas significativas causadas por una acumulación de elementos radiactivos y actividad volcánica antigua.

Vesta: sin núcleo diferenciado

El segundo estudio, publicado el 23 de abril en Nature Astronomy, se centró en Vesta, uno de los cuerpos más grandes del cinturón de asteroides. Gracias a las observaciones de la sonda Dawn y la Red del Espacio Profundo, los investigadores analizaron su momento de inercia, una propiedad relacionada con la distribución de masa interna.

Los resultados contradicen teorías anteriores que proponían una estructura diferenciada. En cambio, se encontró que Vesta posee una estructura interna más homogénea, posiblemente sin un núcleo de hierro claramente definido. Este hallazgo sugiere que Vesta no completó su diferenciación geológica o que fue formado tras una colisión que fragmentó su interior.

La técnica detrás de los descubrimientos

Ambos estudios fueron liderados por Ryan Park, del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA. Utilizando supercomputadoras, su equipo procesó los movimientos orbitales de sondas espaciales para construir modelos detallados de las variaciones gravitacionales, sin necesidad de contacto directo con la superficie de los objetos.

La gravedad es una propiedad única y fundamental de un cuerpo planetario que se puede usar para explorar su interior profundo”, explicó Park. “Solo necesitamos rastrear el movimiento de la nave con gran precisión”.

Más allá de la Luna y Vesta

La técnica ya ha sido aplicada a Ceres e incluso a Ío, la luna volcánica de Júpiter. En este último caso, se determinó que Ío probablemente no posee un océano global de magma, desafiando teorías anteriores.

Los estudios abren nuevas posibilidades para aplicar este enfoque en la exploración del sistema solar, brindando una manera eficaz y no invasiva de revelar los secretos ocultos bajo la superficie de planetas, lunas y asteroides.

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