El “muro marino” que se coloca alrededor de la “Zona de Cero Tolerancia” de la vaquita marina, que consiste en el hundimiento de 193 bloques de concreto con ganchos de acero para atorar las redes, causa más preocupación sobre el riesgo que corren los últimos ocho ejemplares de esta especie en crítico peligro de extinción de morir ahogados, que esperanzas de que pueda inhibir la pesca ilegal en el Alto Golfo de California.

Los anexos de la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA), presentada por la Secretaría de Marina (Semar), para su análisis a la Semarnat, y autorizada en tiempo récord de 43 días, establecen que las redes que pudieran quedar atrapadas en el sitio serían recuperadas por buzos almejeros contratados dependiendo el clima y el dinero disponible.

Los documentos obtenidos a través de la Ley de Transparencia, indican que la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), establecerá los períodos de participación de los buzos de almejas, de acuerdo a la disponibilidad de recursos económicos.

En tanto, la Semar programará las actividades de sus buzos, en temporadas donde no haya participación de los particulares contratados por la Conanp.

“Con el fin de mitigar el riesgo en las actividades, las zambullidas del elemento humano para retirar redes de los bloques, se programará cuando se cumplan las siguientes condiciones:

a) Predominen condiciones climáticas favorables en la zona, y

b) Hay mareas muertas con amplitudes no mayores a un metro.

-En caso de detectar que, en los tramos de malla de las redes, hay organismos vivos atrapados, éstos serán liberados.

-Cuando se suelten los organismos vivos, se extraerán las redes”, señala.

Los anexos de la MIA también señalan que la Semar, a través del Sector Naval de San Felipe, trasladará las redes recuperadas a las instalaciones que designe la Conapesca, para su destino final.

En las pruebas realizadas con los bloques de concreto y ganchos de acero, la Secretaría de Marina, reportó que su personal tuvo que hacer inmersiones para comprobar por medio del tacto su efectividad, “por contar con nula visibilidad”.

Previamente, la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), emitió una opinión técnica sobre el proyecto, en la que alertó que la tecnología con la que cuenta la Semar de ecosonda multihaz “no tiene la suficiente resolución para detectar objetos del calibre de las redes que se pretenden identificar, por lo que sólo se podría identificar la posición de los bloques de concreto”.

Alejandro Olivera, representante en México del Centro para la Diversidad Biológica, advirtió que las propias dependencias del Gobierno de México reconocen las deficiencias del “muro marino”.

“El tipo de ecosonda no es la adecuada, las mismas redes atrapadas pueden funcionar como trampas para la vaquita y otros organismos marinos. En las mismas pruebas se dieron cuenta que los buzos no tenían nada de visibilidad y experimentaron mal clima, no se sabe cuánto tiempo tardarán en revisar los 193 bloques de concreto y sus ganchos”, manifestó.

El biólogo marino agregó que, con ocho vaquitas marinas restantes, “no estamos en condiciones de seguir experimentando y dejar cabos sueltos. “Esos bloques de concreto y ganchos se quedarán ahí por décadas, ¿La siguiente administración los seguirá monitoreando?”.

FUENTE EXCELSIOR

Por admin

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

error: Gracias por Visitarnos !!