Aunque México se destaca como uno de los principales recicladores de acero, la falta de chatarra en el país obliga a importar este insumo.
México (Marcrix Noticias)-México ha consolidado su posición como uno de los líderes mundiales en el reciclaje de acero gracias al método de fundición por arco eléctrico, una alternativa más sostenible en comparación con la producción tradicional a partir de mineral de hierro. Sin embargo, enfrenta un obstáculo importante: la escasez de chatarra para abastecer su industria.
Juan Antonio Reboulen, director de Asuntos Corporativos y Comercio Exterior de Deacero, explicó que la capacidad de reciclaje en el país supera la disponibilidad de materia prima recolectada localmente. Actualmente, el 25% de la producción de acero en México, equivalente a 4 millones de toneladas anuales, proviene de materiales reciclados, un porcentaje que podría incrementarse con mejores esquemas de acopio.
El déficit de chatarra ha obligado a las acereras mexicanas a importar este insumo desde Estados Unidos, principalmente de California. Reboulen señaló que esta situación podría revertirse mediante la implementación de incentivos fiscales para quienes participan en la recolección de chatarra. Actualmente, las estrictas regulaciones, como la retención del 5% del ISR y la obligación de realizar declaraciones permanentes, complican la formalización de recolectores independientes, quienes suelen operar en condiciones de bajos ingresos.
Además, el reciclaje de acero no solo contribuye a una economía circular, sino que también reduce las emisiones de carbono en una industria responsable de aproximadamente el 8% de las emisiones globales. Deacero, por ejemplo, ha logrado utilizar energía de fuentes renovables como parques eólicos y solares, alcanzando niveles de emisiones de CO2 tan bajos como 0.3 toneladas por tonelada de acero.
Con 20 centros de acopio en México y Estados Unidos, Reboulen abogó por políticas que impulsen el reciclaje local, lo cual no solo fortalecería la sostenibilidad de la industria acerera, sino que también posicionaría a México como un modelo global de producción responsable.