INAH restringe acceso a la pirámide de Kukulcán, pero ocho perros custodian Chichén Itzá como fieles guardianes mayas.
Yucatán (Marcrix Noticias)-Hace casi dos décadas, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) restringió el acceso a la pirámide de Kukulcán en Chichén Itzá para preservar esta joya del patrimonio arqueológico. Sin embargo, hay unos visitantes muy especiales que no solo tienen libre acceso, sino que también se han ganado el corazón de locales y turistas: una manada de ocho perros rescatados que se han convertido en los guardianes no oficiales del sitio.
Con nombres como Cachimba, Osita, Rayas, Manchas, Pirata y Pinto, estos canes —o peek, como se les llama en lengua maya— no solo pasean libremente por el sitio arqueológico, sino que también custodian simbólicamente cada rincón, desde el Observatorio hasta el Juego de Pelota, pasando por el Cenote Sagrado y las Mil Columnas. Su presencia es parte de un programa de rescate animal, y reciben atención médica constante de un veterinario.
“Esos perritos son guardianes de Chichén Itzá; ayudan en el cuidado de las zonas arqueológicas”, afirma José Keb Cetina, custodio nocturno de la zona. La favorita del público es Cachimba, una perra de pelaje negro que, según los custodios, lidera al grupo con autoridad y serenidad, como si fuera una sacerdotisa maya reencarnada.
Cachimba sube cada tarde la pirámide de Kukulcán en zigzag, una técnica que muchos turistas observan con asombro. “No lo hacen para imitar a nadie, es simplemente la forma más fácil para ellos”, explica Isaí Adonay, guía de turistas. Su carisma ha hecho que muchos visitantes esperen con cámara en mano para verlos subir o tomarse una foto con ellos.
María Espinoza Rodríguez, directora de la zona arqueológica, explica que en códices e iconografía maya, el perro ha sido representado como compañero del hombre y, en ciertos contextos, como un ser sagrado. Hallazgos arqueológicos han encontrado ofrendas junto a perros, lo que refuerza su importancia espiritual en el mundo maya.
Lejos de ser un problema, estos canes han encontrado un nuevo propósito entre las ruinas: conectar a los visitantes con la historia, la naturaleza y la espiritualidad de la cultura maya, en una forma que solo ellos pueden lograr.
