El misionero agustino Robert Prevost, elegido como el Papa número 267, presidió su primera misa en la Capilla Sixtina tras dos días de cónclave.

Vaticano (Marcrix Noticias)-El mundo católico vive un momento histórico: por primera vez, un estadounidense es elegido líder de la Iglesia. Robert Francis Prevost, misionero agustino nacido en Chicago, fue elegido como el nuevo pontífice bajo el nombre de León XIVy este viernes presidió su primera misa como papa en la emblemática Capilla Sixtina, frente a los cardenales que lo eligieron.

En su homilía, el papa León XIV calificó su designación como “una cruz y una bendición”. Agradeció la confianza depositada en él y pidió caminar juntos como comunidad de creyentes:

“Sé que puedo contar con cada uno de ustedes para caminar conmigo mientras continuamos como Iglesia, como amigos de Jesús, para anunciar la buena nueva, para anunciar el Evangelio”, expresó en un emotivo mensaje espontáneo en inglés.

Su elección rompe con una tradición no escrita que evitaba elegir papas de Estados Unidos debido a su peso geopolítico global. Analistas consideran que representa una continuidad con las prioridades sociales, de justicia y atención a los marginados, impulsadas por el papa Francisco.

Según informó el portavoz del Vaticano, Matteo Bruni, León XIV ofrecerá este domingo al mediodía su primera bendición desde la logia central de la Basílica de San Pedro. El lunes, sostendrá su primer encuentro oficial con la prensa. Además, se anunció que asumirá formalmente el pontificado el próximo 18 de mayo de 2025, en una misa solemne, y celebrará su primera audiencia general el 21 de mayo.

En una de sus primeras decisiones administrativas, León XIV solicitó a los jefes de los dicasterios y oficinas del Vaticano que permanezcan en sus cargos “hasta nuevo aviso”, mientras él dedica tiempo a la reflexión, oración y diálogo para evaluar posibles ajustes en el gobierno vaticano.

Con un perfil pastoral y misionero, el nuevo papa inicia un pontificado que promete ser simbólico y desafiante. Observadores del mundo católico coinciden en que su liderazgo abre una nueva etapa en la historia de la Iglesia en el siglo XXI, donde el reto será combinar continuidad, renovación y un mensaje cercano a los fieles en todos los rincones del mundo.