La muestra, que fusiona arte sacro con connotaciones eróticas, fue suspendida en el Museo de la Ciudad de México, tras una demanda de amparo presentada por un grupo religioso.

 

Ciudad de México (Marcrix Noticias).- La exposición “La segunda venida del Señor”, del artista chiapaneco Fabián Cháirez, fue suspendida de forma provisional en el Museo de la Ciudad de México por orden de un juez federal, tras una demanda de amparo presentada el pasado 15 de abril.

Se trata de la segunda ocasión en que esta muestra es cancelada por vía judicial. La primera ocurrió en marzo, cuando fue retirada de la Academia de San Carlos, en la UNAM, tras la presión de grupos religiosos que la consideraron ofensiva y contraria a la libertad de culto.

La Secretaría de Cultura capitalina informó este jueves 17 de abril que acatará la orden judicial emitida por el Juzgado Sexto de Distrito en Materia Administrativa, que ordena la clausura temporal de la muestra, la cual estaba programada del 2 al 30 de abril. La suspensión estará vigente hasta que se decida si se concede o no la suspensión definitiva.

“La segunda venida del Señor” reúne nueve obras en óleo que fusionan elementos del arte sacro con representaciones eróticas. En ella, Cháirez propone una reflexión sobre el éxtasis, el placer y la diversidad sexual, a través de una reinterpretación de símbolos religiosos.

Apenas el pasado 10 de abril, la organización católica Actívate realizó una clausura simbólica de la exposición frente al museo. Días más tarde, el amparo fue admitido y derivó en la suspensión provisional.

Fabián Cháirez, originario de Chiapas, ha generado polémica desde 2019 por su obra “La Revolución”, en la que representa a Emiliano Zapata con rasgos femeninos y una postura sensual. Su trabajo busca romper con los estereotipos de género y exaltar la diversidad dentro del arte contemporáneo.

“Un acto de censura”: responde el artista

Cháirez, conocido por su estilo provocador que desafía los estereotipos de género y religiosidad, calificó esta segunda suspensión como un acto de censura.

“La censura impuesta a mi trabajo, es un acto de intolerancia que niega la posibilidad de debatir y de encontrar nuevas formas de interpretar nuestra relación con lo divino”, expresó.

El autor destacó que el arte debe ser una herramienta de reflexión social, no un blanco de censura religiosa.

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