La muerte de dos delfines en el delfinario del hotel Barceló, gestionado por Dolphinaris, ha desatado una investigación por presunto maltrato animal.

Playa del Carmen (Marcrix Noticias)-La muerte de dos delfines en el delfinario del hotel Barceló, ubicado en la Riviera Maya, ha generado indignación y una investigación por presunto maltrato hacia los cetáceos. Los delfines, llamados Plata y Tulagui, fallecieron en menos de un año, lo que ha llevado a activistas y autoridades a cuestionar las condiciones en las que se encuentran los animales en este delfinario, gestionado por la empresa Dolphinaris.

La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) ha iniciado una investigación para inspeccionar las instalaciones y evaluar el bienestar de los delfines. Según la organización Animal Héroes, este no es el primer incidente de este tipo en el lugar. En 2019, tres delfines jóvenes murieron debido a los golpes de un delfín alfa, lo que los activistas consideran un comportamiento relacionado con el confinamiento y las condiciones inadecuadas del lugar.

Este caso ha provocado una serie de protestas, siendo la más reciente la tercera convocatoria de activistas para exigir el cierre del delfinario. Las protestas no solo se han llevado a cabo en México, sino también en países como España y el Reino Unido, donde los activistas critican las prácticas de entretenimiento que explotan a los animales.

Los denunciantes argumentan que el delfinario del hotel Barceló es el más pequeño de México, con solo 20 metros de largo y 3 metros de profundidad. Esta limitada espacio, señalan, causa un daño psicológico y estrés en los delfines. Además, el delfinario carece de enriquecimiento ambiental y los animales están expuestos al sol durante todo el día. Activistas también denuncian que los delfines son obligados a realizar trucos a cambio de comida, lo que afecta su bienestar físico y emocional.

Dolphinaris, la empresa encargada del delfinario, promociona el lugar como una experiencia exclusiva para los huéspedes del hotel, en la que los visitantes pueden interactuar con los delfines y tomar fotografías. Sin embargo, las denuncias sobre el maltrato animal y las condiciones inadecuadas de las instalaciones han aumentado el rechazo hacia este tipo de prácticas, consideradas por muchos como una forma de explotación animal.

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