Han Dong Hoon aseguró que posee pruebas que vinculan al mandatario con órdenes directas al comandante de contrainteligencia, Yeo In Hyung, para detener a figuras políticas clave, incluidos el propio Han y Lee Jae Myung, líder del opositor Partido Demócrata.
En una reunión de emergencia, Han declaró:
“Es necesario suspender rápidamente las funciones del presidente para proteger a la República de Corea y su pueblo.”
El Parlamento surcoreano ha iniciado un proceso de impeachment contra Yoon. Para aprobar la moción de destitución, se requiere que al menos ocho diputados del PPP voten a favor, un desafío en un contexto donde Han, líder del partido gobernante, parece tomar distancia del presidente.
La crisis ha generado preocupación internacional. La medida de ley marcial, considerada extrema, afectó la estabilidad política y económica de Corea del Sur. Incluso personalidades como la influencer surcoreana Chingu Amiga expresaron su inquietud en redes sociales, destacando el impacto de la decisión en la imagen del país.
Con el Parlamento evaluando su destitución y las declaraciones de Han marcando un punto de inflexión, el futuro político de Yoon Suk Yeol está en juego. Si la moción prospera, Corea del Sur podría enfrentar una transición de poder en medio de una crisis política sin precedentes.