Petro expresó su rechazo a las elecciones, señalando que estuvieron marcadas por sanciones económicas, particularmente las impuestas por Estados Unidos, y por “intimidaciones internas” que comprometieron la transparencia del proceso. Aunque no detalló estas acusaciones, reiteró la necesidad de realizar nuevas elecciones en Venezuela.
Además, condenó el reciente arresto de Enrique Márquez, excandidato presidencial, y de Carlos Correa, director de la ONG Espacio Público. Petro afirmó que estas detenciones políticas, junto con otros incidentes, reforzaron su decisión de no asistir al acto de toma de posesión de Maduro.
El mandatario colombiano, considerado un aliado cercano del chavismo en América Latina, utilizó la red social X para exigir la “libertad de todas las personas detenidas por razones políticas” en Venezuela.
La ausencia de Petro ha generado controversia en Colombia. Aunque inicialmente el vicecanciller Jorge Rojas había informado que el embajador colombiano en Caracas, Milton Rengifo, representaría al país en la investidura, esto fue recibido con rechazo por varios sectores políticos. Figuras como el expresidente Juan Manuel Santos instaron a Petro a retirar cualquier representación diplomática en el evento, subrayando la necesidad de una postura firme frente a la situación en Venezuela.
La decisión de Petro marca un punto crítico en la relación entre Colombia y Venezuela, particularmente por el liderazgo de Petro como un defensor del diálogo en la región. Aunque mantiene su posición de buscar soluciones negociadas, este evento evidencia tensiones crecientes entre ambos países en torno a los principios democráticos y los derechos humanos.