Ambas potencias acordaron una tregua de 90 días en la guerra comercial, pero los aranceles vigentes —hasta 55%— se mantienen.
Estados Unidos (Marcrix Noticias)-En una nueva ronda de negociaciones celebrada en Londres, Estados Unidos y China alcanzaron un principio de acuerdo comercial, según confirmó Howard Lutnick, secretario de Comercio estadounidense, en una entrevista con CNBC. Sin embargo, el pacto no incluye modificaciones a los aranceles actuales, lo que deja pendiente uno de los temas más sensibles de la guerra comercial entre ambas potencias.
“Definitivamente puedes decir que los aranceles no van a cambiar”, afirmó Lutnick en el programa Money Movers. Esta aclaración llega tras una publicación del expresidente Donald Trump en Truth Social, donde afirmó que los aranceles “alcanzarán el 55%”, generando confusión entre los mercados. La Casa Blanca explicó posteriormente que se trata de una suma de aranceles preexistentes: un 30% general y un 25% adicional específico.
Tierra raras y licencias temporales
Uno de los puntos clave del acuerdo es el suministro chino de tierras raras e imanes completos, materiales estratégicos para la industria tecnológica y militar de EE.UU. Trump aseguró que estos se entregarán “por adelantado”, pero reportes de The Wall Street Journal indican que Pekín solo otorgará licencias temporales de seis meses a las empresas estadounidenses. Esta medida genera dudas sobre la estabilidad del acuerdo y la continuidad de la cadena de suministro.
Lutnick señaló que el gobierno chino había estado ralentizando la exportación de estos recursos críticos, lo que llevó a EE.UU. a tomar represalias, como la restricción de visados a estudiantes chinos en sectores tecnológicos.
Tregua temporal y dudas estructurales
El acuerdo de Londres se enmarca en la tregua de 90 días previamente acordada en Ginebra, que pretende frenar temporalmente la escalada arancelaria. Pese a ello, no se han resuelto los temas estructurales relacionados con acceso a mercados, propiedad intelectual y subsidios industriales.
Trump aseguró que el acuerdo está “hecho”, pero su entrada en vigor depende de la aprobación final de ambos líderes, incluido el presidente chino Xi Jinping. La cooperación bilateral será determinante para avanzar en la apertura del mercado chino a productos estadounidenses, uno de los objetivos centrales de Washington.
A pesar de este breve alivio, la incertidumbre persiste entre analistas e importadores. El carácter provisional de las concesiones chinas y la falta de claridad en los mecanismos de supervisión mantienen viva la desconfianza. Para muchos, este acuerdo representa solo una pausa estratégica en un conflicto aún sin solución duradera.