Migrantes detenidos en una instalación improvisada en el sur de Florida relatan abusos, comida infestada, baños colapsados y calor extremo.
Estados Unidos (Marcrix Noticias)-A pocos días de que el expresidente Donald Trump visitara un nuevo centro de detención para migrantes en los Everglades, Florida, han comenzado a emerger múltiples denuncias sobre las condiciones infrahumanas que enfrentarían los internos. Las descripciones dadas por migrantes, abogados y organizaciones civiles incluyen comida contaminada con gusanos, baños desbordados con desechos fecales y temperaturas insoportables debido a la falta de ventilación adecuada.
Este complejo improvisado, construido sobre una antigua pista de aterrizaje, ya ha sido apodado por algunos detenidos como el “Alcatraz de los caimanes”, por su ubicación aislada y su entorno hostil. Desde el 2 de julio, decenas de personas han sido trasladadas allí, la mayoría sin información clara sobre su proceso migratorio.
“Las condiciones que estamos viviendo son inhumanas”, denunció un migrante venezolano en entrevista telefónica con la agencia AP. “Nos presionan psicológicamente para que firmemos la autodeportación”, agregó, solicitando anonimato por temor a represalias.
De acuerdo con testimonios recogidos por defensores de derechos humanos, los internos permanecen encerrados en grandes carpas blancas, hacinados en literas rodeadas por estructuras metálicas, sin acceso regular a duchas ni atención médica adecuada. También se ha denunciado la presencia de mosquitos, insectos y reptiles dentro del perímetro.
La abogada Josephine Arroyo, especialista en temas migratorios, alertó que la situación viola múltiples normas internacionales:
“Estos son seres humanos con derechos. Tenerlos allí en esas condiciones representa una grave violación a su dignidad”.
La administración del gobernador Ron DeSantis y voceros de la División de Manejo de Emergencias han rechazado rotundamente las acusaciones. En un comunicado, aseguraron que el centro “cumple con todos los estándares legales” y que los informes negativos son “falsos”.
Sin embargo, el hermetismo gubernamental ha despertado sospechas. Los medios no han podido ingresar a la instalación, y un grupo de legisladores demócratas ha presentado una demanda para obtener acceso. El gobierno ha anunciado una visita supervisada para congresistas el próximo sábado.
Por su parte, Donald Trump ha defendido públicamente el modelo del centro como una “solución ejemplar” para frenar la inmigración indocumentada. No obstante, organizaciones civiles han advertido que hay personas sin antecedentes penales e incluso menores de edad entre los detenidos.
Para Atara Eig, otra abogada experta en derechos humanos, la instalación representa un retroceso severo:
“Hacen que otros centros, ya duramente criticados, parezcan avances. Esto marca un precedente muy peligroso”.
La situación ha desatado un intenso debate sobre el trato a migrantes en EE. UU. y el uso de medidas extremas para disuadir el cruce fronterizo. Activistas exigen el cierre inmediato del centro, transparencia y garantías legales para los detenidos.