El pleno de la Cámara de Diputados remitió al Comité de Ética una queja por acoso sexual contra Cuauhtémoc Blanco, luego de que éste lanzara un beso con la mano a la diputada Martha Aracely Cruz Jiménez (PT), quien lo había llamado “violentador”.

Ciudad de México. ( Marcrix Noticias).- La queja representa la primera actuación formal de esa instancia en su nuevo periodo operativo, después de la reinstalación del Comité. La diputada afirmó que ese tipo de conductas reflejan una cultura institucional que normaliza la violencia de género, y pidió que no queden impunes. Por su parte, el Comité anunciará las diligencias correspondientes conforme al régimen interno.

Contexto y contenido de la denuncia

En la sesión del 25 de noviembre, día en que se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, la diputada Cruz Jiménez increpó a Blanco al calificarlo como “violentador” y exigirle que abandonara el pleno. A su salida, según su relato, Blanco le envió un “beso con la mano”. Ella respondió levantando el brazo.

Cruz Jiménez denunció que se trató de un acto de “violencia simbólica y sexual”, un gesto que, aun cuando algunos intenten minimizarlo como una broma, constituye acoso. Sostuvo que ese tipo de abusos institucionales buscan ridiculizarla, desautorizarla y recordarle que su presencia en el espacio político puede ser “invadida”.

El papel del Comité de Ética

El Comité de Ética fue instalado recientemente —el 11 de noviembre de 2025— tras una serie de denuncias por ausentismo y conducta inapropiada de miembros del Parlamento.

Sin embargo, su propia presidencia ha reconocido limitaciones: en casos de conducta irregular, su capacidad se limita a advertencias internas o solicitudes de disculpa pública; no puede imponer sanciones fuertes o destituciones.

En este caso, la presidenta de la Cámara, Kenia López Rabadán, confirmó que la denuncia fue recibida y turnada al Comité de Ética, que ya está en funciones y debe actuar conforme al marco normativo dispuesto.

 

La denuncia desató críticas de diversas diputadas, quienes condenaron el gesto de Blanco como un acto de revictimización y una manifestación más de la persistente normalización de violencia contra las mujeres en espacios públicos e institucionales.

El incidente ocurre en un contexto en el que Blanco ya ha enfrentado otra acusación: en abril de 2025, una queja por violencia política de género presentada por otra exdiputada fue turnada al órgano electoral competente.

La atención mediática y parlamentaria a este caso podría marcar un precedente sobre la tolerancia institucional al acoso simbólico y sexual en la Cámara, así como sobre la efectividad del Comité de Ética para atender este tipo de denuncias.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

No puedes copiar el contenido de esta página