La violencia y el crimen organizado han dejado una huella profunda en Jalisco. Uno de los aspectos más preocupantes de este fenómeno es elreclutamiento de jóvenes y adolescentes por parte de los cárteles.
Jalisco (Marcrix Noticias)-En Jalisco, la violencia ligada al crimen organizado ha impactado gravemente a la sociedad, y entre sus víctimas se encuentran jóvenes y adolescentes reclutados por los cárteles. Aunque los asesinatos suelen dominar los titulares, las repercusiones psicológicas en los sobrevivientes de estas experiencias son igualmente devastadoras y menos visibilizadas.
De acuerdo con el psicólogo forense David Chávez, los cárteles utilizan técnicas de presión coercitiva para moldear la mente de los reclutados. A través de un proceso de aleccionamiento clásico, estos jóvenes llegan a asociar la violencia con recompensas, perdiendo su conciencia moral y empatía. Esta manipulación busca que los jóvenes se sientan seguros solo dentro del grupo, alentándolos a permanecer en él.
“El objetivo es eliminar su conexión con la familia y su entorno previo, para que encuentren su identidad y pertenencia únicamente en el cártel”, afirmó Chávez.
“José”, un joven que vivió de cerca esta realidad, relata el cambio radical de su hermano “Andrés” tras tres meses en un grupo criminal. “Él está convencido de que las personas que asesinó eran delincuentes y que estaba haciendo algo bueno. Ahora vive con miedo de la Policía y siente que no tiene cabida en la sociedad”, compartió José.
El sociólogo Mauricio Carrillo señaló que los jóvenes enfrentan un fuerte estigma social al intentar reintegrarse. “La criminalización de estos jóvenes dificulta su acceso a oportunidades para reconstruir sus vidas”, destacó Carrillo.
Para la terapeuta Karla Cruz, el problema radica en que los cárteles han perfeccionado sus métodos de captación, aprovechando los problemas de aislamiento y depresión de los jóvenes. “Estos grupos tienen asesoramiento de expertos en salud mental, mientras que nuestras instituciones están siendo rebasadas. Es crucial reforzar la prevención y la atención psicológica desde las primeras señales de riesgo”, advirtió.
El fenómeno del reclutamiento juvenil no solo destruye vidas en el presente, sino que perpetúa ciclos de violencia y descomposición social. Es imperativo que las autoridades y la sociedad civil trabajen de la mano para proteger a los jóvenes y ofrecerles alternativas reales frente al falso refugio que ofrecen los grupos criminales.