Con trayectoria en el Poder Judicial desde 2015, Arcelia Güicho enfrenta señalamientos por su cercanía con exgobernadores de Sinaloa y Sonora involucrados en casos de corrupción.
México (Marcrix Noticias)-Mónica Arcelia Güicho González, quien aparece con el número 15 en la lista de aspirantes a ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), es una de las candidatas con mayor experiencia dentro del Poder Judicial de la Federación (PJF), pero su trayectoria también ha sido objeto de críticas por sus vínculos con gobiernos estatales marcados por escándalos de corrupción.
Desde 2015, Güicho se desempeña como magistrada del Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje (TFCA), y su carrera en el servicio público se remonta a finales de los años noventa. Durante el gobierno de Sigfrido Millán (1999-2004) en Sonora, ocupó los cargos de directora de la Contraloría Social y subsecretaria de Desarrollo Administrativo en la Contraloría estatal.
A pesar de que su función debía enfocarse en la fiscalización del uso de recursos públicos, recientemente se reveló que Millán ocultó cerca de 4.5 millones de dólares en una cuenta bancaria en el paraíso fiscal de Andorra. Además, se le ha vinculado con el fortalecimiento de redes políticas ligadas al narcotráfico, según investigaciones de 2023.
Durante su sexenio, la Auditoría Superior del Estado (ASE) detectó anomalías en el manejo de hasta 23 millones de pesos, y se firmaron denuncias por irregularidades en distintas áreas de gobierno. En total, durante su administración y las posteriores, se han documentado desfalcos que superan los 2 mil millones de pesos.
La trayectoria de Arcelia Güicho también incluye su labor como asesora del gobierno panista de Sinaloa en 2012 y 2013, durante el mandato de Mario López Valdez, otro exgobernador cuya gestión ha sido cuestionada por la falta de transparencia y el crecimiento patrimonial de exfuncionarios.
A pesar de estos antecedentes, la candidata ha recibido reconocimiento por su desempeño en el ámbito judicial, donde ha construido una carrera sólida desde hace casi una década. No obstante, sus vínculos con figuras políticas señaladas por corrupción podrían pesar en el proceso de elección judicial que definirá el nuevo rostro de la SCJN.