Tras 30 años de presión, Trump otorga ventaja comercial a jitomateros de Florida con arancel de 17.09% al jitomate mexicano
En un movimiento que expertos califican como un “obsequio” político, el presidente Donald Trump impuso un arancel del 17.09% al jitomate mexicano, favoreciendo a los poderosos productores de Florida, quienes durante casi tres décadas han luchado por frenar las exportaciones mexicanas hacia Estados Unidos. La medida, respaldada por un fallo del Departamento de Comercio vigente desde 1996, pone a México en una posición comercial desventajosa.
El llamado “Acuerdo de Suspensión”, firmado en 1996 para evitar la aplicación del arancel, fue la estrategia diplomática que durante 29 años permitió a México exportar jitomate bajo un precio base acordado y recertificado periódicamente. Sin embargo, la reciente decisión de Trump rompe con ese pacto y revive las tensiones comerciales que aquejan el mercado del tomate fresco, valorado en más de 3 mil millones de dólares.
La Florida Tomato Exchange (FTE), que representa al 90% de los productores agrícolas del estado, calificó la imposición como una protección contra “prácticas comerciales injustas” de México. Su vicepresidente ejecutivo, Robert Guenther, destacó que la medida refleja el compromiso de la administración Trump con la defensa de los “mercados justos” para la agricultura estadounidense.
Este “obsequio” político corona décadas de influencia y cabildeo directo de los jitomateros del llamado Sunshine State, quienes sin apoyo explícito de políticos locales, lograron mantener la presión sobre Washington para afectar las exportaciones mexicanas.
Empresas como Santa Sweets, DiMare Co. y Lipman Family Farms están entre las más beneficiadas.
Desde la entrada en vigor del TLCAN en 1994, los productores floridanos se han opuesto a la liberalización del comercio del jitomate, argumentando que el producto mexicano entraba por debajo de su costo de producción, lo que derivó en investigaciones y acuerdos temporales. Hoy, con la ruptura del acuerdo, la llamada “guerra del jitomate” vuelve a intensificarse, afectando a México y a los consumidores en Estados Unidos.