Investigadores de la Universidad de Guanajuato -UG- revisan qué cultivos son tolerantes a las sequías, mismos que con el cambio climático están siendo cada vez más necesarios, ya que merman la producción alimentaria alrededor del mundo.
Ante la sequía que padece Guanajuato que ha abatido hasta al 25 por ciento de la capacidad de sus cuerpos de agua, profesores y alumnos están en la búsqueda de opciones que para evitar un colapso alimentario.
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Para la Doctora Anareli Quintero Jiménez, investigadora y docente de la Universidad de Guanajuato en el Campus Celaya – Salvatierra, los cultivos tolerantes a las sequías son cada vez más necesarios por culpa del cambio climático, que está mermando la producción alimentaria alrededor del mundo.
Quintero Jiménez centra sus esfuerzos en la utilización de genes obtenidos de plantas resistentes a las sequías, o de resurrección.

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En el caso de plantas de resurrección como la Selaginella lepidophylla se encontró que hay unos genes que participan en la ruta de biosíntesis de un azúcar. Ese azúcar que se llama trehalosa, es lo que encapsula las proteínas y las membranas de las células y no dejan que se desnaturalicen las proteínas o se fusionen las membranas cuando hay falta de agua”.
La especialista refirió que su tarea fue insertar dichos genes en una planta de frijol, y actualmente lo realiza en aguacate, lo cual se logra utilizando la maquinaria de una bacteria de nombre Agrobacterium tumefaciens, para introducir genes de interés en células vegetales.
Otra herramienta que usan los especialistas de la UG es la llamada CRISPR-Cas9 para mutar el gen de la trehalasa y aumentar su concentración en los cultivos. CRISPR-Cas9 permite generar mutaciones dirigidas eliminando genes, ya sea para ganar o perder una función. Se utiliza también en seres vivos para tratar enfermedades genéticas.
En estas investigaciones también destaca el trabajo del Doctor Gabriel Iturriaga de la Fuente, del Instituto Tecnológico de Roque, que es pionero en México en el estudio de las genes de plantas de resurrección, instituciones en las que trabaja Anareli Quintero.
Este estudio es uno de muchas posibilidades que hay con dicha herramienta, han coincidido los científicos, ya que en lo que refiere a ingeniería genética, es de lo más avanzado que existe actualmente. A nivel internacional ya se estudia su aplicación para curar enfermedades como la esclerosis múltiple, al retirar el error genético causante; ahora mismo sólo ha sido probado en ratones, pero se espera que pronto pueda aplicarse en humanos.
No hay ningún dato que sugiera que los transgénicos causan cáncer”, sentenció la investigadora guanajuatense, consciente de las críticas que actualmente existen contra los alimentos transgénicos, como se les ha llamado a las plantas trabajadas con ingeniería genética.
El asunto es que todo el tiempo comemos genes, todo el tiempo; cuando tú te comes una hoja de lechuga, ahí hay genes; si te comiste una zarzamora que tenía por ahí una larva de gusano y no te diste cuenta, te comiste los genes del gusano y la zarzamora”, explicó Anareli Quintero.
La investigadora aseveró que todos los seres vivos de este planeta compartimos el mismo código genético, en diferente orden, por lo que resulta extraño que ahora se preocupen tanto por los efectos que pudieran tener.
En su trabajo del laboratorio de primera mano ha notado lo delicados que son los ácidos nucleicos (DNA y RNA) a la hora de manipularlos, por lo que, si se exponen al ácido gástrico del estómago, difícilmente podrían tener un efecto en el organismo.
Una cuestión que sí inquieta es el uso excesivo de agroquímicos en la industria alimentaria, cuyo efecto dañino en la salud, al menos en las personas que lo aplican, está más que comprobado, siendo que al final de igual manera terminan en nuestros platos, por lo que considera que ahí sí puede haber un verdadero peligro.
Otro motivo por el que confía más en los transgénicos que en los cultivos expuestos a agroquímicos, es que justamente muchos de ellos son para evitar el uso de los mismos, hacer uso más eficiente del agua, tolerar la salinidad, ser más nutritivos, aumentar su capacidad de fijar CO2 para aumentar los rendimientos, entre otras características.
Además de que los primeros son sometidos a un escrutinio minucioso y largo, de tal manera que una planta no se considera apta para el consumo humano hasta después de siete años de estos análisis.
Anareli Quintero compartió su opinión sobre acontecimientos recientes relacionados con los transgénicos, específicamente la prohibición de importar maíz genéticamente modificado a México.
Actualmente no estamos produciendo suficiente el maíz para cubrir nuestras necesidades, para nuestra alimentación y para los animales, entonces, si se restringe la importación sabemos que va a ocurrir, se va a empezar a encarecer y van a subir los precios y es una escalada de problemáticas, esto porque el país consume mucho más maíz del que produce”.
