La snowboarder Bea Kim enfrenta dificultades por la falta de nieve en sus entrenamientos.

Austria (Marcrix Noticias)-Una cámara que recorre el glaciar Rettenbach, en Austria, muestra un panorama desolador: tierra y rocas donde antes había gruesas capas de nieve. Solo una franja blanca, producto de nieve artificial, recuerda la reciente carrera de la Copa del Mundo. Este paisaje es reflejo de una tendencia global: los inviernos son cada vez más cortos, cálidos y secos.

A pocos meses de los Juegos Olímpicos de Invierno de Milán-Cortina, deportistas de élite reconocen que entrenar en condiciones adecuadas se ha vuelto un reto. “Estoy preocupada por el futuro del invierno”, dijo Bea Kim, snowboarder estadounidense de 18 años, que viaja constantemente en busca de nieve.

La esquiadora canadiense Marion Thénault también ha tenido que trasladar sus entrenamientos hasta Park City, Utah, debido a la falta de nieve en su país. “Estamos persiguiendo la nieve”, confiesa. Pero admite que los constantes vuelos y desplazamientos aumentan las emisiones que agravan el problema. Para reducir su huella, ha optado por usar trenes, autobuses y promover que las competencias se agrupen geográficamente.

El impacto del cambio climático no se limita al invierno. Julia Kern, esquiadora de fondo estadounidense, entrenó en un gimnasio durante el verano por el humo de incendios forestales en Canadá. “Ahora estamos viendo impactos en nuestro deporte también mientras entrenamos en el verano”, relató.

El sur de Europa, sede de los próximos Juegos Olímpicos, es una de las regiones que más rápido se calienta. Según Judah Cohen, científico del MIT, el aumento promedio de la temperatura invernal en esa zona desde el año 2000 es comparable al del Ártico.

Ante esta realidad, la Federación Estadounidense de Esquí y Snowboard ha desarrollado planes de respaldo para garantizar entrenamientos en condiciones óptimas, lo que implica mayores costos y complejidad logística.

El esquiador noruego Aleksander Aamodt Kilde resume el dilema de su profesión: “Sé que lo que hago es esquiar y eso necesita nieve. Desearía hacer mucho más”. Mientras tanto, el estadounidense Gus Schumacher lamenta que su natal Alaska ya no luzca igual: “Mi patio trasero ya no tiene nieve; los glaciares se están retirando”.

El invierno se derrite ante sus ojos, y con él, el futuro de los deportes que dependen del hielo y la nieve.

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