En cartas, “El Chapo” Guzmán acusa aislamiento, mala comida y burlas en la cárcel ADMAX

Estados Unidos (Marcrix Noticias)-A cinco años de iniciar su condena a cadena perpetua en la prisión de máxima seguridad ADMAX Florence, en Colorado, Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, asegura estar al borde de la locura. Una serie de cartas inéditas, obtenidas por Milenio y dirigidas a autoridades judiciales, describen su día a día en condiciones que él mismo califica como “crueles e inhumanas”.

“Sin ningún programa educacional u oportunidad de empleo disponible para mí, sin acceso a la biblioteca y un tiempo limitado de ejercicio, me dejan sin prácticamente nada qué hacer mientras los días pasan”,

escribió el exlíder del Cártel de Sinaloa. “Me la paso sin hacer nada en mi celda, rodeado por las mismas cuatro paredes, en un ambiente siniestro y deshumanizante”.

Condiciones extremas en la cárcel de máxima seguridad ADMAX

La cárcel donde se encuentra El Chapo es considerada la más segura de Estados Unidos. Conocida como la “Alcatraz de las Rocosas”, alberga a reclusos como terroristas, espías y asesinos en serie. Guzmán, de 67 años, permanece bajo las Medidas Administrativas Especiales (SAMs), diseñadas para impedir comunicación con el exterior y frenar posibles intentos de fuga.

No es un detalle menor: en México escapó dos veces de penales federales, primero en 2001 de Puente Grande, Jalisco, oculto en un carrito de lavandería; y en 2015 del Altiplano, Estado de México, a través de un túnel de más de un kilómetro.

El Chapo se dice víctima de torturas

En ocho cartas escritas entre 2023 y 2024, Guzmán asegura ser víctima de un hostigamiento sistemático dentro de la prisión.

“Me he quejado en varias ocasiones de ser despertado cada noche por un repentino flujo de aire caliente… este aire libera algún tipo de gas y cuando sale, mi cuerpo comienza a doler. Esto no me deja dormir y aumenta mi presión sanguínea”,

escribió.

El capo sostiene que el personal penitenciario busca provocarle un infarto.

“El dispositivo que han instalado para torturarme libera un gas que me hace sudar, mi piel pica hasta dolerme, y siempre termino con dolor de cabeza y presión alta”,

denunció.

Las quejas del narcotraficante también incluyen problemas médicos sin atender. Afirma haber desarrollado una alergia crónica desde su llegada a Estados Unidos y haber solicitado atención de un especialista externo sin éxito. La comida, dice, es de baja calidad y las porciones mínimas. “Como solamente para sobrevivir”, escribió.

En su celda de 7 por 12 pies solo tiene acceso a un par de canales de televisión en español y agua de un lavabo corroído. Las salidas al recreo no superan las tres horas semanales y nunca recibe luz solar directa.

Familia ausente

Más allá del deterioro físico, El Chapo Guzmán se enfoca en la ausencia de su familia. La prisión le permite contacto únicamente con una de sus hermanas y sus hijas gemelas, hijas de su matrimonio con Emma Coronel. Sin embargo, asegura que las ve muy pocas veces y que la comunicación por cartas es casi nula: los mensajes tardan meses en llegar y nunca recibe respuesta.

“Mi madre murió en diciembre de 2023 y no pude despedirme de ella. El gobierno de Estados Unidos le negó la visa en varias ocasiones. Cortaron mi comunicación en mayo de 2023. No estaba completamente al tanto de su condición”,

escribió.

México y EU me hicieron el villano más grande del mundo: El Chapo

Guzmán atribuye parte de su “miseria” al carácter político de su caso. Asegura que tanto México como Estados Unidos construyeron un mito alrededor de su figura desde el asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo en 1993.

“Hicieron una campaña mediática para convertirme en el villano más grande del mundo”,

afirmó.

Incluso recuerda al hijo de Ismael “El Mayo” Zambada, Vicente Zambada Niebla, quien durante su juicio en Nueva York testificó en su contra. Según Guzmán, esa declaración probó que su proceso tuvo motivaciones políticas.

Burlas y vigilancia permanente

El capo también narra episodios de acoso por parte de guardias. Relata que durante las visitas de su abogada lo visten con un overol amarillo varias tallas más grande, para hacerlo parecer un “payaso”. Además, asegura que lo vigilan con cámaras de visión nocturna las 24 horas del día, incluso cuando duerme o va al baño.

“No tengo acceso a terapia de grupo ni a un psicólogo. He sufrido depresión, pérdida de memoria, dolores de cabeza y ansiedad”,

escribió.

En su encierro, solo le queda un pasatiempo: aprender inglés. “Es necesario para comunicarme con el personal de la prisión y para poder leer los documentos que me entregan”, explicó.

El capo concluye asegurando que su vida corre peligro:

“Las SAMs son punitivas y me estoy enfermando. Pido que las remuevan antes de que me dé un ataque al corazón o antes de que me vuelva loco”.

(Con información de Milenio)

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