La cifra de niños y adolescentes vinculados a cárteles creció de 35 mil a más de 460 mil en menos de una década, según Reinserta.

 

Ciudad de México (Marcrix Noticias).– El crimen organizado en México está utilizando cada vez más a menores de edad, como parte de sus estructuras operativas, advirtió la organización Reinserta, al revelar que niñas y niños son reclutados desde los 10 años para realizar funciones como halconeo, vigilancia y, en etapas posteriores, actividades relacionadas con el sicariato.

De acuerdo con la directora de proyectos de Reinserta, Dulce Fuentes Leal, entre los años 2018 y 2020 se estimó que al menos 460 mil niñas, niños y adolescentes tenían algún rol dentro de organizaciones criminales, una cifra alarmante si se compara con los 35 mil que reportaba la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim) en 2011.

El proceso de captación inicia desde edades tempranas, generalmente a partir de los 10 años, cuando los menores son atraídos con promesas de dinero, poder o protección. En muchos casos, comienzan como “halcones”, encargados de observar y reportar movimientos de las autoridades en zonas controladas por el crimen.

Saskia Niño de Rivera, cofundadora de Reinserta, explicó que este fenómeno se ha intensificado debido a varios factores, entre ellos la pérdida de los antiguos “códigos” dentro de los grupos criminales. 

Señaló que en décadas pasadas existía una especie de “respeto” hacia las infancias y las mujeres, que hoy ha desaparecido.

“Estamos viendo grupos delictivos de segunda y tercera generación que son más sangrientos y han perdido los límites. Antes no se tocaba a mujeres y niños, ahora sí se les asesina”, expresó en entrevista radiofónica con Primitivo Olvera.

Sin embargo, Reinserta señala que la raíz del problema está más allá del cambio en las dinámicas del crimen organizado. La pobreza, la violencia familiar y la falta de oportunidades educativas y laborales son condiciones que hacen más vulnerable a la niñez ante las redes delictivas.

“Si soy una niña de ocho años que vive en un hogar con un padre alcohólico o drogadicto, donde hay hambre y violencia, donde no puedo ir a la escuela, aumenta la probabilidad de que termine en el crimen organizado buscando refugio o figuras parentales”, ejemplificó Niño de Rivera.

La organización advirtió que esta situación requiere atención urgente por parte del Estado, ya que no sólo se trata de un problema de seguridad pública, sino de un fenómeno social que perpetúa la violencia, rompe el tejido familiar y compromete el futuro de miles de niños y adolescentes en el país.

Con información de El Financiero.

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