Aunque su alto costo despierta debate, los resultados clínicos muestran un potencial histórico en la lucha contra el virus.

Washington, D.C. (Marcrix Noticias)— En un avance trascendental en la lucha contra el VIH, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) aprobó esta semana el uso de Yeztugo (lenacapavir), una inyección preventiva que se administra dos veces al año y ha demostrado una eficacia sin precedentes para evitar la transmisión del virus.

Desarrollada por Gilead Sciences, la terapia fue avalada tras ensayos clínicos exitosos que mostraron una reducción del 89% en infecciones entre personas en alto riesgo, en comparación con quienes usaban el tratamiento oral diario Truvada.

Yeztugo se administra cada seis meses, lo que representa una alternativa más práctica frente a las actuales profilaxis preexposición (PrEP), que requieren ingesta diaria de pastillas. El medicamento se probó con éxito en mujeres cisgénero en África subsahariana, donde ninguna de las participantes contrajo VIH tras recibir la inyección.

“Es la mejor oportunidad en 44 años de prevención del VIH”, afirmó Mitchell Warren, director de la organización AVAC.

Además, el medicamento podría ser fundamental para personas que enfrentan barreras para tomar una píldora diaria, como hombres homosexuales, bisexuales y personas trans —poblaciones clave en la lucha contra el VIH, según datos de NBC News.

Daniel O’Day, presidente de Gilead, señaló que Yeztugo “podría acabar con la epidemia del VIH de una vez por todas”. Sin embargo, el optimismo está moderado por preocupaciones en torno al precio estimado, que podría alcanzar hasta 25 mil dólares anuales en EE. UU., según analistas.

Este costo ha generado inquietud entre activistas de salud global, quienes temen que el fármaco sea inaccesible en países de bajos ingresos. Piden la disponibilidad de versiones genéricas para garantizar un acceso equitativo.

Yeztugo está aprobado para personas adultas y adolescentes mayores de 35 kilogramos, y se espera que su implementación comience en los próximos meses.

Organismos internacionales como la OMS, así como múltiples ONG, seguirán presionando para que este avance científico tenga un impacto global real y no quede limitado a quienes pueden costearlo.

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