EL acuerdo deja fuera el acero, un tema particularmente complejo en el debate comercial. Aun así, tanto Trump como Starmer están en conversaciones avanzadas

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el primer ministro del Reino Unido, Keir Starmer, anunciaron este lunes la firma de un nuevo acuerdo comercial destinado a rebajar los aranceles en productos de ambas naciones, en el marco de una actualización de sus relaciones económicas posbrexit.

Este pacto, que se encontraba en negociación en los últimas semanas, tiene como principal objetivo fortalecer el intercambio comercial, aliviar las restricciones a determinados productos y proporcionar estabilidad tanto a las empresas como a los trabajadores en sectores críticos de ambas economías.

Sin embargo, el acuerdo deja fuera el acero, un tema particularmente complejo en el debate comercial. Aun así, tanto Trump como Starmer están en conversaciones avanzadas para que, en el marco de las negociones finales, los aranceles al acero puedan quedar en cero, en consonancia con lo planteado en el acuerdo provisional.

Este paso es importante en un contexto marcado por el incremento de tarifas de Trump en todo el mundo —de hasta el 50% en determinados productos—. Finalmente, el presidente de Estados Unidos decidió dejar en el 25% el gravamen para el Reino Unido, pero el futuro de esos aranceles continúa en discusión.

Este acuerdo permitirá rebajar las tarifas en productos como automóviles, acero, aluminio, carne vacuna y etanol, aumentando así el acceso de empresas estadounidenses al mercado británico y viceversa. Según el primer ministro Starmer, el pacto “protege miles de trabajos en sectores clave como la fabricación de automóviles y la siderurgia en el Reino Unido, ayudando así tanto a los trabajadores como a la estabilidad de comunidades industriales en todo el país”.

Jonathan Reynolds, ministro de Comercio del Reino Unido, afirmó que el nuevo acuerdo “refuerza tanto el crecimiento económico como el futuro de las relaciones transatlánticas”, y planteó además que el objetivo es avanzar hacia “un acuerdo más amplio en el futuro que fortalezca el marco comercial en toda la relación bilateral”.

El acuerdo deja fuera el acero, un tema particularmente complejo en el debate comercial.

Adrian Mardell, consejero delegado de Jaguar Land Rover, celebró el pacto y agradeció tanto al gobierno de Estados Unidos como al Reino Unido la rapidez en alcanzar el acuerdo. Por parte de los trabajadores, el Congreso de Sindicatos (TUC) afirmó que el nuevo marco proporciona alivio a los trabajadores de sectores vulnerables, que habían vivido con incertidumbre en los último meses ante la amenaza de nuevos aumentos en los aranceles.

Sin embargo, el acuerdo también encontró críticas en voces de la oposición. La líder del Partido Conservador, Kemi Badenoch, acusó al primer ministro de dejar que el Reino Unido hiciera toda la concesión sin que Estados Unidos hiciera lo propio. Según Badenoch, “el Reino Unido recorta pero Washington triplica en otros sectores”, aumentando así el desequilibrio en el procedimiento de negociación.

Este nuevo pacto comercial proporciona así un marco más estable para el futuro de las relaciones económico-comerciales entre ambas naciones, pero deja preguntas sin resolver, en particular en lo que se refiere al acero. Por eso, tanto Trump como Starmer están comprometidos en continuar con las conversaciones para encontrar una salida mutuamente beneficiosa en ese punto, considerando tanto el interés de las empresas como el de los trabajadores en el Reino Unido y en Estados Unidos.

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