La medida, que entrará en vigor el 1 de agosto, afectará a más de 10 mil empresas brasileñas y podría escalar la tensión bilateral.
Washington, D.C., (Marcrix Noticias) — El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este miércoles la imposición de aranceles del 50 % a productos brasileños, en especial a bienes semiacabados y manufacturados derivados del cobre, en una decisión que entrará en vigor el 1 de agosto y que podría reconfigurar el comercio internacional de este metal clave.
Aunque la Casa Blanca justificó la medida por motivos de seguridad nacional, diversas fuentes diplomáticas sostienen que se trata de una represalia política ante el proceso judicial que enfrenta el expresidente Jair Bolsonaro en Brasil.
La proclamación ejecutiva firmada por Trump excluye productos primarios como concentrados, cátodos y chatarra, pero grava insumos como alambres, tubos, conectores y componentes electrónicos, esenciales para sectores industriales y tecnológicos.
Brasil reacciona con firmeza
La reacción del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva no se hizo esperar. En un comunicado, el Ejecutivo brasileño calificó la decisión como un acto inamistoso y políticamente motivado. El vicepresidente Geraldo Alckmin sostuvo una conversación directa con el secretario de Comercio de EE. UU., sin lograr modificar la resolución.
Se prevé que Brasil responda con medidas económicas basadas en el principio de reciprocidad, lo que podría escalar la tensión diplomática y comercial entre ambos países.
Según medios brasileños, los aranceles afectarían directamente a más de 10 mil empresas exportadoras y podrían impactar hasta un 2.7 % del PIB del estado de São Paulo, uno de los motores industriales del país.
Riesgos para la industria global del cobre
La decisión también podría tener repercusiones globales, especialmente en la cadena de suministro del cobre, material esencial para la fabricación de vehículos eléctricos, electrodomésticos, cableado y maquinaria pesada.
Analistas advierten que los nuevos aranceles podrían generar un aumento de precios en sectores estratégicos de Estados Unidos, como el automotriz y el electrónico, además de provocar una redistribución de exportaciones brasileñas hacia Asia y la Unión Europea.
Con una producción de más de 400 mil toneladas anuales de cobre refinado, Brasil representa cerca del 10 % de las exportaciones globales del mineral, siendo Estados Unidos su segundo mayor socio comercial en este rubro.
La medida se considera una de las más severas impuestas por la administración Trump a un socio comercial estratégico, superando incluso las restricciones aplicadas en su momento a China.
