A pesar de un incremento del 50.3% en ingresos laborales, los trabajadores sólo pueden comprar un 8.6% más debido a la inflación y la caída en las ventas minoristas.
Cancún (Marcrix, Noticias).- En el primer semestre de 2024, el ingreso promedio de los trabajadores formales en Quintana Roo, experimentó un aumento de 327 pesos mensuales. Sin embargo, el poder adquisitivo de estos salarios se ha reducido un alarmante 26%, lo que significa que, aunque ganan un poco más, pueden comprar mucho menos.
Según el Índice de la Tendencia Laboral de la Pobreza, Quintana Roo se posiciona como la quinta economía con mayor incremento salarial en el país, alcanzando un crecimiento del 7.4% en comparación con el segundo semestre de 2023, muy por encima del promedio nacional del 1.2%. No obstante, las ventas minoristas en el estado cayeron un 0.05%, cifra comparable a la registrada durante la pandemia de Covid-19 en 2020.
Los datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) indican que esta caída en las ventas es crucial para evaluar el poder adquisitivo de los trabajadores.
La disminución sugiere que los trabajadores tienen menos confianza para gastar, o que simplemente no les alcanza para adquirir bienes y servicios, incluidos productos de entretenimiento, ropa y alimentos.

Un análisis de BBVA Research complementa esta situación, señalando que entre el primer trimestre de 2020 y el segundo trimestre de 2024, aunque el ingreso laboral creció un 50.3%, el aumento ajustado por el costo de la canasta alimentaria es solo del 8.6%.
Esto implica que los hogares con menores ingresos, que destinan una mayor parte de su salario a alimentos, sienten menos el incremento en su poder adquisitivo.
El aumento salarial en Quintana Roo se ha visto impulsado en gran medida por la contratación de trabajadores en el sector de la construcción, quienes obtienen sueldos superiores a la media estatal.
Sin embargo, las cámaras empresariales locales advierten que la finalización del Tren Maya podría resultar en la pérdida de miles de empleos bien remunerados, lo que a su vez generaría una nueva contracción en las ventas minoristas y un mayor deterioro del poder adquisitivo de los trabajadores en la región.
