Autoridades advierten que buscan adquirir habilidades tácticas, para usarlas en América Latina; uno de los casos clave es el de “Águila-7”.

 

Kiev (Marcrix Noticias).– En medio del conflicto entre Ucrania y Rusia, autoridades de inteligencia han detectado la infiltración de sicarios vinculados a cárteles del narcotráfico de México y Colombia en la Legión Internacional de Ucrania, con el objetivo de recibir entrenamiento avanzado en el uso de drones FPV (vista en primera persona), una tecnología de guerra cada vez más utilizada en el campo de batalla.

De acuerdo con informes del Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) y del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) de México, los criminales buscan aprovechar el contexto bélico para adquirir habilidades que les permitan fortalecer tácticamente las operaciones del crimen organizado en América Latina.

Uno de los casos más notorios es el de un mexicano identificado como “Águila-7”, quien se presentó como salvadoreño al ingresar a la Legión Internacional en marzo de 2024. 

El sujeto completó un curso especializado en manejo de drones en la ciudad de Leópolis, donde demostró habilidades avanzadas en contramedidas electrónicas y técnicas de evasión térmica. 

Las autoridades sospechan que podría tratarse de un exmiembro de las Fuerzas Especiales mexicanas (GAFE), grupo del que han salido algunos de los sicarios más peligrosos del cártel de Los Zetas.

La presencia de estos elementos en el conflicto ucraniano plantea un riesgo de exportación de tácticas de guerra hacia el crimen organizado. 

Los drones FPV, utilizados por su bajo costo y alto impacto en combate, ya han sido empleados por cárteles como el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) para realizar ataques en territorio mexicano. En abril de 2025, por ejemplo, un dron FPV fue encontrado intacto en Nayarit tras un enfrentamiento entre grupos rivales.

Según Defense News, el SBU alertó que Ucrania “sin quererlo, se ha convertido en una plataforma para la diseminación global de tácticas FPV”, situación que amenaza con escalar la violencia en países como México y Colombia.

Las investigaciones, también han detectado la participación de exguerrilleros de las FARC colombianas, quienes habrían ingresado a Ucrania con documentos falsos emitidos en Panamá y Venezuela. Estos individuos habrían utilizado empresas de seguridad privada como fachadas para obtener cartas de recomendación y aparentar legitimidad.

Entre las compañías señaladas están Protección Ejecutiva Maya, con sede en Cancún, y Grupo ROKA Seguridad, investigadas por supuesta complicidad en el tráfico de personal y armamento hacia Europa. 

Las autoridades ucranianas y agencias internacionales están cruzando información para identificar vínculos con redes logísticas del narcotráfico.

El SBU ya trabaja en coordinación con otros gobiernos para detectar y expulsar a estos infiltrados, aunque admiten que la porosidad de las fronteras en tiempos de guerra y el uso de identidades falsas complican las labores de control.

El conflicto también ha provocado un cambio en las rutas del narcotráfico hacia Europa. De acuerdo con el Reporte Mundial de Drogas 2023 de la ONU, los cárteles están explorando nuevas vías a través de puertos en Rumania y Bulgaria, ante la vigilancia reforzada en las rutas tradicionales.

La posibilidad de que armamento destinado a Ucrania termine en manos de organizaciones criminales también preocupa a agencias de seguridad. Aunque el gobierno ucraniano ha negado estas acusaciones, informes periodísticos y de inteligencia han revelado que armas de origen estadounidense podrían estar siendo desviadas hacia América Latina.

Por otro lado, se ha señalado que desde hace casi dos décadas los cárteles mexicanos han reclutado exmilitares de élite provenientes de países como Colombia, Guatemala, Israel y Rusia. El objetivo: formar combatientes expertos en manejo de armas de alto poder, explosivos y, ahora, tecnología militar como los drones.

En 2023, la DEA estimó que el Cártel de Sinaloa y el CJNG suman más de 44 mil operadores en su estructura criminal global. 

Sin embargo, un estudio publicado en la revista Science calculó que los cárteles en México emplean entre 160 mil y 175 mil personas, con una necesidad semanal de reclutar al menos 350 nuevos miembros para mantener sus operaciones ante bajas por arrestos o muertes.

El entrenamiento de sicarios en zonas de guerra como Ucrania representa un desafío urgente, para los gobiernos de América Latina y para la seguridad internacional.

Con información de Proceso y de La Silla Rota.

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