La inconformidad por diversas causas llega directamente al gobierno estatal de Morelos, con Cuauhtémoc Blanco al frente, sin que la autoridad realmente haga su papel.
Momentos de tensión se vivieron estos días en el Palacio de Gobierno de Cuernavaca, cuando un grupo de manifestantes de la Escuela Normal de Amilcingo “General Emiliano Zapata”, de Temoac, prendió fuego a colchones, maderas y cartones en la explanada de Plaza de Armas.
Lo hicieron como medida de presión para que el gobierno estatal atendiera sus demandas.
Con cubrebocas y paliacates cubriendo el rostro para resguardar su identidad, los manifestantes, hombres y mujeres, extendieron sus mantas frente al Palacio mientras el fuego consumía los materiales que habían rociado previamente con gasolina.
La administración de Blanco demuestra falta de capacidad no solo para contener, sino para negociar las dificultades que generan las manifestaciones sociales.
En otro ejemplo, días antes, integrantes de la organización “Gustavo Salgado Delgado” marcharon y se manifestaron frente al edificio de la Secretaría de Movilidad y Transporte para mostrar su rechazo a que esta dependencia autorice los cuatro pesos de aumento a la tarifa mínima del transporte público, como demandan los transportistas del estado.
Esta es la segunda marcha que han realizado los ciudadanos, mientras que estudiantes de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos han hecho bloqueos por su parte a la altura de la Paloma de la Paz para rechazar el aumento en la tarifa del transporte, que, según los transportistas, debe aumentar de 10 a 14 pesos.
Y así siguen presentándose las molestias por distintos motivos, a la par de que los sectores morelenses expresan su hartazgo hacia este gobierno.