El joven podría convertirse en el último hombre en la línea sucesoria al Trono del Crisantemo, debido a la estricta norma que limita la sucesión solo a varones.
Japón (Marcrix Noticias)-El príncipe Hisahito de Japón, quien acaba de cumplir 19 años, se ha convertido en el primer varón de la familia imperial en alcanzar la mayoría de edad en las últimas cuatro décadas.
Su entrada formal en la adultez fue celebrada con elaborados rituales palaciegos este sábado, pero detrás del esplendor ceremonial se esconde una inquietante realidad: podría ser el último hombre en la línea de sucesión al Trono del Crisantemo.
La monarquía más antigua del mundo enfrenta una crisis de herederos debido a su estricta política de sucesión exclusivamente masculina.
Hisahito es el segundo en la línea, después de su padre, el príncipe heredero Akishino, pero tras él prácticamente no queda ningún sucesor varón, lo que ha reavivado el debate sobre si Japón debería revertir la norma del siglo XIX que eliminó la sucesión femenina.

Un príncipe con pasión por los insectos
Estudiante de biología en la Universidad de Tsukuba, Hisahito es un joven reservado, amante del bádminton y con una especial fascinación por las libélulas. Incluso ha coescrito un artículo académico sobre estos insectos en los jardines de su residencia de Akasaka, en Tokio.
En su primera conferencia de prensa, en marzo, confesó que desea centrar sus estudios en la protección de insectos en entornos urbanos. Hijo del príncipe Akishino y de la princesa heredera Kiko, es también hermano de la princesa Kako y de la ex princesa Mako, quien renunció a su título al casarse con un ciudadano común.
Una línea de sucesión en peligro
Hisahito es sobrino del emperador Naruhito, cuyo único descendiente es la princesa Aiko.
Aunque gran parte de la población apoya la idea de que ella pueda convertirse en emperatriz, la actual Ley de la Casa Imperial, heredera de las normas de 1947, lo impide al restringir la sucesión únicamente a los varones.
La situación es crítica: solo su padre y él son herederos varones viables, mientras que el príncipe Hitachi, tercero en la línea, tiene 89 años. La escasez refleja tanto el envejecimiento demográfico del país como los límites de un sistema sucesorio que en el pasado se sostuvo gracias a las concubinas imperiales, eliminadas hace un siglo.

Un debate paralizado
Aunque Japón tuvo ocho emperatrices en su historia, la última de ellas en el siglo XVIII, la posibilidad de que una mujer vuelva a ocupar el trono sigue siendo motivo de división política. En 2005, el gobierno llegó a proponer una reforma que permitiera una emperatriz, pero el nacimiento de Hisahito frenó la iniciativa.
En 2022, un panel de expertos recomendó mantener la sucesión masculina y sugirió que las mujeres conservaran su estatus real tras casarse, además de adoptar descendientes varones de antiguas ramas imperiales. Sin embargo, la discusión se ha estancado en el parlamento, mientras crece la presión social para encontrar una solución.
El peso de un futuro incierto
El diario conservador Yomiuri ha pedido recientemente revisar la ley para permitir que los maridos e hijos de princesas reciban estatus real y que las mujeres puedan heredar el trono. Para muchos, más que un dilema de género, se trata de la supervivencia de la institución que simboliza la unidad del pueblo japonés.
Con solo 19 años, el príncipe Hisahito no solo carga con sus estudios universitarios, sino también con la incertidumbre de ser, quizás, el último hombre destinado a llevar la corona de la monarquía más antigua del mundo.
Con información de New York Post