Investigadores confirman la presencia de esta especie y advierten que pone en riesgo estromatolitos únicos en el mundo y el sustento de comunidades locales.

 

Bacalar (Marcrix Noticias).- El temido pez Diablo, una de las especies invasoras más destructivas, fue detectado en la emblemática Laguna de los Siete Colores, lo que enciende las alarmas por el riesgo que representa para el ecosistema y las comunidades que dependen del turismo sustentable.

De acuerdo con información publicada por el periódico Excélsior, la primera alerta surgió en enero, cuando prestadores de servicios turísticos reportaron la presencia del pez conocido como Plecostomus en uno de los tres cenotes de la laguna. 

Meses después, investigadores del Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR), campus Chetumal, confirmaron su hallazgo en el cenote “Negro” o “La Bruja”, tras localizar dos ejemplares.

“El pez Diablo es la especie invasora perfecta: se adapta a cualquier ambiente, se reproduce muy rápido y acaba con la competencia al comerse los huevecillos de peces nativos”, explicó el doctor Manuel Elías, integrante del equipo que verificó su presencia. 

Originario de la cuenca del Amazonas, este pez puede sobrevivir hasta tres días fuera del agua y cuenta con un caparazón que lo hace prácticamente invulnerable a depredadores en México.

Según la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO), el Plecostomus llegó al país a través de la industria de acuarios, que comercializa anualmente 60 millones de ejemplares, tanto importados como criados en granjas nacionales. 

Su popularidad se debe a que limpia peceras al alimentarse de algas y restos adheridos al vidrio. Sin embargo, al crecer, pueden alcanzar hasta 80 centímetros, se vuelven agresivos y muchas personas los liberan en cuerpos de agua, un fenómeno conocido como “efecto Nemo”.

La CONABIO documenta que desde 1995, la invasión del pez Diablo se ha extendido a estados como Morelos, Guerrero, Puebla, Michoacán, Chiapas, Tabasco, Coahuila, Tamaulipas, Veracruz y San Luis Potosí, así como a ríos como el Balsas, Grijalva y Usumacinta.

Su llegada a Bacalar pone en riesgo a los estromatolitos, formaciones rocosas vivas compuestas por colonias de microorganismos que han existido por millones de años y ayudaron a generar el oxígeno del planeta. 

Estos cumplen un papel similar al de los arrecifes de coral en el mar, pero en agua dulce, brindando refugio y alimento a diversas especies. El hábito del pez Diablo de cavar cuevas y succionar el fondo puede degradar estas estructuras, advirtió el doctor Elías.

Ante la amenaza, el Instituto de Biodiversidad y Áreas Naturales Protegidas de Quintana Roo (IBANQROO) integró un grupo de trabajo con autoridades de los tres órdenes de gobierno, científicos, académicos, organizaciones civiles, prestadores turísticos y comunidades locales. 

El plan contempla detección y control de la especie, monitoreo constante, investigación y campañas de educación ambiental.

Las autoridades exhortaron a turistas y habitantes a reportar cualquier avistamiento del pez Diablo en los números 98 31 55 58 98 y 98 31 06 95 65.

Con información de Excélsior.

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