Los patriarcas latino y ortodoxo de Jerusalén ingresaron a la Franja de Gaza para solidarizarse con las víctimas del bombardeo israelí a la Iglesia de la Sagrada Familia.

Jerusalén / Gaza, (Marcrix Noticias)— En una visita histórica y cargada de simbolismo, los máximos líderes cristianos de Jerusalén ingresaron este viernes a la Franja de Gaza, un día después de que un proyectil israelí impactara la única iglesia católica del enclave, provocando la muerte de tres personas e hiriendo al menos a una decena más.

La delegación estuvo encabezada por el patriarca latino de Jerusalén, Pierbattista Pizzaballa, y el patriarca ortodoxo griego, Teófilo III, quienes describieron su visita como una expresión de “preocupación pastoral compartida de las Iglesias de Tierra Santa”, según informó el Patriarcado Latino en un comunicado.

El ataque, ocurrido el jueves, tuvo como blanco la Iglesia de la Sagrada Familia, donde se refugiaban cientos de personas, entre ellas familias cristianas y musulmanas, además de niños con discapacidades. Entre los fallecidos se encontraban un conserje de 60 años y una mujer de 84 que recibía atención psicosocial.

El sacerdote Gabriel Romanelli resultó herido, junto con al menos diez personas más. Caritas Jerusalén reiteró su compromiso con la comunidad cristiana y con “toda la población de Gaza”, asegurando que “no serán olvidados ni abandonados”.

Además de su presencia simbólica, la comitiva llevó consigo alimentos, medicinas y material de emergencia, e incluso facilitó la evacuación de heridos a hospitales fuera del territorio, que continúa prácticamente bloqueado desde el inicio de la ofensiva israelí en mayo.

El gobierno de Israel calificó el ataque como un “accidente”. El primer ministro Benjamin Netanyahu declaró que se trató de una “munición perdida” disparada durante una operación militar. El ejército israelí abrió una investigación y señaló que los daños fueron ocasionados por fragmentos de proyectil.

Las reacciones no se hicieron esperar. El papa León XIV condenó el ataque y renovó su llamado a un alto el fuego inmediato, mientras que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, expresó su frustración directamente al primer ministro Netanyahu en una llamada telefónica.

Desde octubre de 2023, cuando Hamás lanzó un ataque que dejó más de 1,200 israelíes muertos y 251 secuestrados, la respuesta militar de Israel ha sido calificada de devastadora. Según el Ministerio de Salud de Gaza, más de 58,600 palestinos han muerto, en su mayoría mujeres y niños. Pese a pertenecer a la administración de Hamás, sus cifras son consideradas fiables por la ONU.

Organismos internacionales han acusado reiteradamente a Israel de bombardear escuelas, hospitales e iglesias, argumentando que Hamás utiliza estos espacios como refugios tácticos. Sin embargo, en Gaza cada vez quedan menos lugares considerados seguros.

El complejo religioso atacado albergaba a familias vulnerables, muchas de ellas desplazadas o con necesidades especiales. El bombardeo ha profundizado el dolor y el aislamiento de una comunidad que ya enfrenta una crisis humanitaria sin precedentes.

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