OAXACA. Oax.
A Jyreh García Ramírez, oaxaqueña y trabajadora agrícola en el Valle de San Quintín, Baja California, fue despedida de la empresa en la que laboraba por estar embarazada; su bebé nació enferma y murió días después, según los médicos, debido a que durante la gestación estuvo expuesta a agroquímicos.
Sus padres, originarios de San Mateo Río Hondo, distrito de Miahuatlán de Porfirio Díaz, Oaxaca, migraron a los campos agrícolas de San Quintín cuando Jyreh tenía siete meses. Viajaron ilusionados; sin embargo, “no encontraron una realidad diferente a la que se vive en el sur de México”, narró.
Su vida laboral en el campo inició con apenas 10 años en las “cuadrillas de niños”, conformadas por hijos de jornaleros, quienes se encargaban de limpiar los surcos del tomate, retirar la merma del producto y revisar las raíces, siempre a ras de suelo.
Las cuadrillas eran grupos de entre 10 y 15 niños, que consideraban divertido meterse entre los surcos para limpiarlos; la paga era por rendimiento o jornada, la abonaban al sueldo de los papás. Al final del día, los menores también contribuíamos a la economía familiar”, recordó la joven de 20 años.
Luego de la huelga de 2015 emprendida por jornaleros de San Quintín, las cuadrillas dejaron de existir, aunque los menores continúan expuestos a fertilizantes, cambios de temperatura extremos y alimentación insuficiente, pues acompañan a sus padres a una jornada de más de ocho horas.
La oaxaqueña alternó sus estudios de secundaria y bachillerato con la pizca de fresa, pepino y mora, entre otros cultivos, lugares donde fue testigo de acoso y hostigamiento a las trabajadoras no sólo por parte de los empleadores, sino de los mismos jornaleros.
Posteriormente, Jyreh recibió una propuesta de trabajo en un laboratorio de injertos, donde manejó distintos agroquímicos reservados a la elaboración de fertilizantes; sin embargo, la despidieron cuando la empresa se enteró que ella cursaba el segundo mes de embarazo.

Mi bebé nació enferma, con malformaciones y falleció; le apuesto que fue por los químicos que usé en el trabajo y desde pequeña estar expuesta a los fertilizantes”, apuntó.
El testimonio Jyreh es parte de la campaña #EllasHablan, auspiciada por el
Proyecto Periplo, que da a conocer las propuestas y contribuciones de trabajadoras migrantes para transformar las condiciones laborales en la industria agrícola, tanto en México como en Estados Unidos.
La iniciativa previó la publicación de un video semanal donde mujeres migrantes, indígenas y trabajadoras agrícolas originarias de Guerrero, San Luis Potosí, Oaxaca y Baja California narran en primera persona sus historias dentro este sector que invisibiliza y menosprecia su participación.
A través de estas historias se conocerá la persistencia de violaciones a los derechos humanos y laborales en la industria como el trabajo infantil, la carencia de prestaciones, salarios dignos, acceso a la salud y contratos, entre otros.
Jyreh espera que la campaña #EllasHablan, auspiciada por la Fundación Avina, sirva para hacer consciencia en las autoridades y la ley las defienda del acoso y del abuso laboral.
Si no hablamos de nosotros, nadie nos va a escuchar sobre las difíciles condiciones laborales que enfrentan las mujeres que migran para trabajar en el campo. Que se oiga nuestra voz, sólo así nos podrán conocer y podremos conseguir ese respeto que se nos ha negado como trabajadoras agrícolas”, concluyó.
FUENTE EXCELSIOR
