La detención de Jaciel Antonio N, alias “El Pelón”, ha revelado cómo una red de reclutamiento en centros de rehabilitación abasteció de jóvenes sicarios al asesinato del alcalde Carlos Manzo Rodríguez, en Uruapan

Ciudad de México. (Marcrix Noticias).- La pesquisa oficial establece que “El Pelón” operaba captando adolescentes en centros de rehabilitación para adicciones; posteriormente los convertía en halcones, sicarios o distribuidores de droga bajo comandos del Cártel Jalisco Nueva Generación. Las autoridades identificaron entre estos jóvenes a los que participaron —uno de ellos como autor material— en el atentado contra Carlos Manzo, ocurrido el 1 de noviembre durante un evento público en Uruapan.

“El Pelón” fue detenido en un hotel de Uruapan mediante un operativo conjunto federal y estatal. Se le imputan los delitos de reclutamiento de menores para actividades criminales, cohecho y extorsión agravada, además de su presunta complicidad en la organización del homicidio. Un juez dictó para él prisión preventiva oficiosa, mientras se profundiza la investigación.

El perfil del caso demuestra que los llamados “anexos” o centros de rehabilitación operaban como verdaderos semilleros de sicarios: personas vulnerables —adicciones, exclusión social— eran captadas, adoctrinadas y luego insertadas en células criminales para delinquir a favor del cartel.

El hallazgo de que menores de edad fueron utilizados como autores materiales del crimen subraya una estrategia despiadada del crimen organizado: sicarios descartables, reclutados en situaciones de vulnerabilidad, con poco consciencia del riesgo, dispuestos a cumplir órdenes a cambio de drogas o dinero. Este esquema refleja una forma de violencia estructural contra comunidades vulnerables.

 

Con “El Pelón” tras las rejas, las autoridades procuran desmantelar la red completa: desde reclutadores y operadores hasta los cabecillas. Pero el caso plantea interrogantes serios sobre responsabilidad de los centros de rehabilitación, así como sobre el rol del Estado ante la captación de jóvenes en situación de riesgo.

 

La detención de “El Pelón” marca un paso relevante en la búsqueda de justicia por el asesinato de Carlos Manzo. Sin embargo, pone en evidencia un sistema que repite el ciclo de adicciones, exclusión y violencia. La comunidad exige castigo sin impunidad y políticas de prevención reales para evitar que esos semilleros de crimen vuelvan a prosperar.

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