Por primera vez en un siglo, el ataúd de un papa recorrió la ciudad en procesión pública.
Vaticano (Marcrix Noticias)-Con profunda emotividad, líderes globales y multitudes de fieles católicos despidieron este sábado al Papa Francisco en una ceremonia sin precedentes en el Vaticano. Más de 250 mil personas abarrotaron la Plaza de San Pedro, mientras otras 150 mil siguieron el cortejo fúnebre en las calles de Roma.
Por primera vez en un siglo, el ataúd de un papa recorrió la ciudad en procesión pública. El sencillo féretro de madera de Francisco fue transportado en un antiguo papamóvil, acompañado de aplausos y gritos de “¡Papa Francesco!” hasta llegar a la basílica de Santa María la Mayor, su lugar de descanso final.
A su llegada, el ataúd fue recibido por migrantes, reclusos y personas sin hogar, quienes portaban rosas blancas en un gesto de profundo simbolismo. Dentro del templo, cuatro niños depositaron las rosas al pie del altar, dando inicio a la ceremonia final frente al icónico retrato de la Virgen María, tan venerado por el pontífice.
La homilía estuvo a cargo del cardenal Giovanni Battista Re, decano del Colegio Cardenalicio, quien recordó a Francisco como “el pastor del pueblo”, resaltando su cercanía con los más desprotegidos y su incansable labor en favor de los migrantes y refugiados.
Entre los asistentes destacados se encontraban el presidente de Estados Unidos, Donald Trump; el expresidente Joe Biden; el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelenskyy; el secretario general de la ONU, António Guterres; y líderes europeos como el primer ministro británico Keir Starmer y el príncipe Guillermo. También asistió el presidente argentino Javier Milei, a pesar de su compleja relación previa con el pontífice.
Un momento inesperado ocurrió antes de la ceremonia: Trump y Zelenskyy sostuvieron una reunión privada en la Basílica de San Pedro, en un gesto que no pasó desapercibido ante los llamados del Papa Francisco a la paz mundial, especialmente en el conflicto de Ucrania.
Desde temprano, la Plaza de San Pedro se llenó de fieles entre tonos rosados del amanecer. Pantallas gigantes en calles aledañas permitieron a miles de personas seguir la misa en tiempo real.
El operativo de seguridad fue igualmente histórico: más de 2,500 policías, 1,500 soldados y equipos especiales, incluidos torpederos en la costa, resguardaron el evento para garantizar que el adiós al “Papa de los pobres” transcurriera en paz.
Concluyó así un capítulo inolvidable para la historia moderna de la Iglesia Católica, despidiendo a un líder que se entregó a las periferias del mundo hasta su último aliento.