CANAZEI, Italia. (MARCRIX NOTICIAS)

Días an­tes de que un glaciar de los Dolomitas italianos se des­prendiera con la fuerza de un rascacielos que se de­rrumba, y que aplastó al menos a 10 excursionistas bajo una avalancha de hie­lo, nieve y roca, Carlo Bu­del escuchó el agua correr bajo el hielo.

Escuché lo que parecía el torrente de un río”, ase­veró Budel, quien vive en un refugio aislado junto al glaciar de la montaña Mar­molada, de tres mil metros de altura.

En la base de la mon­taña, Budel vio cómo un helicóptero amarillo so­brevolaba el lugar en busca de señales de vida o restos humanos.

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Budel recordó que, hace menos de una déca­da, cuando escaló el glaciar por primera vez a finales del verano, apenas necesi­taba cuerdas porque había mucha nieve.

La diferencia entre ahora y entonces es aterra­dora”, dijo.

Un año después de que en Grecia se perdieron vi­das humanas, ganado y franjas enteras de bosque a causa de incendios fo­restales, y de que mortífe­ras inundaciones arrasaron Alemania, la calamidad ocurrida la semana pasa­da en estas montañas es la última prueba de que casi ninguna parte del conti­nente puede escapar de los efectos del calor estival de Europa. Eso incluye el pico más alto de los Dolomitas.

Italia sufre otra ola de calor prolongada y abra­sadora, que contribuyó a la catástrofe y ha provo­cado la peor sequía de los últimos 70 años a lo largo del río Po, su arteria fluvial más larga.

Este tipo de sucesos son cada vez más frecuen­tes y lo serán más con el aumento del calentamien­to global”, comentó Susan­na Corti, coordinadora de la unidad de Cambio Glo­bal del Consejo Nacional de Investigación de Italia.

Afirmó que, si las tem­peraturas siguen aumen­tando, “ya no tendremos glaciares” en los Alpes, un cambio drástico en los úl­timos millones de años en Europa, con consecuen­cias en la vegetación, la fauna y el ciclo del agua.

Massimiliano Fazzi­ni, experto en clima de la Sociedad Italiana de Geo­logía Ambiental, dijo que Italia tiene unos 920 gla­ciares, casi todos en los Alpes, aunque el Comité Glaciológico Italiano sólo supervisa unos 70 de ellos.

La aportación de los glaciares a la nieve y el hielo derretido varía de manera considerable se­gún el año. En los últimos 20 años, comentó Fazzi­ni, Italia perdió el 25% del agua de esos glaciares.

FUENTE EXCELSIOR

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