Nepal (Marcrix Noticias)-La incertidumbre política y social sacude a Nepal tras la caída del gobierno provocada por violentas protestas que incendiaron edificios oficiales y forzaron la dimisión del primer ministro Khadga Prasad Oli.
En medio del caos, cientos de personas abarrotaron el aeropuerto internacional de Katmandú este jueves para conseguir un vuelo al extranjero, mientras el ejército intenta restablecer el orden en la capital.
CRISIS EN NEPAL
La tensión en las calles es evidente. Soldados armados patrullan la ciudad, revisan vehículos y auxilian a ciudadanos, al tiempo que se permite brevemente la compra de productos básicos como arroz, verduras y carne.
La vida cotidiana está paralizada desde que el ejército asumió el control de Katmandú el martes por la noche, tras dos días de disturbios que dejaron la residencia presidencial y varios edificios gubernamentales en ruinas.
“Fue un momento muy difícil para nosotros. Tuvimos problemas sólo para llegar al aeropuerto y regresar al hotel con la esperanza de vuelos, pero finalmente he encontrado un asiento y voy a volar fuera de Nepal”, relató Raj Kumar Bika, un granjero de pollos que viajará a Nueva Delhi por negocios.
¿QUIÉN GOBIERNA NEPAL?
La dimisión y huida del primer ministro ha dejado un vacío de poder.
El presidente Ram Chandra Poudel, de rol ceremonial, pidió a Oli encabezar un gobierno interino, pero su paradero sigue siendo incierto. Ante este escenario, los manifestantes iniciaron negociaciones con los mandos militares sobre un liderazgo de transición. Entre las propuestas destaca el nombre de Sushila Karki, exjefa de la Corte Suprema y la primera mujer en ocupar ese cargo, aunque no todos los grupos apoyan su nombramiento.
“Lo que el país necesita ahora es paz y elecciones lo antes posible”, opinó Sanu Bohara, comerciante de la capital. “Después de tanta destrucción, necesitamos líderes que trabajen por la gente”.
LA CHISPA: EL BLOQUEO A LAS REDES SOCIALES
El estallido comenzó el lunes, cuando el gobierno bloqueó temporalmente Facebook, X y YouTube, argumentando que las plataformas no estaban registradas ni supervisadas. La medida desató la ira de miles de manifestantes.
La policía respondió con disparos, y al día siguiente los disturbios escalaron en ataques a edificios públicos.
Aunque la prohibición fue levantada el martes, la represión policial –que dejó al menos 30 muertos y más de 1.000 heridos– alimentó la furia ciudadana. Las protestas pronto se ampliaron hacia un descontento más profundo: el desempleo juvenil, la corrupción y el hartazgo hacia las élites políticas.
Según el Banco Mundial, uno de cada cinco jóvenes en Nepal carece de empleo, y el propio gobierno estima que más de 2.000 migran cada día hacia Medio Oriente o el Sudeste Asiático en busca de oportunidades.
Con el ejército desplegado en Katmandú, el futuro de Nepal es incierto. Las negociaciones para un gobierno interino avanzan lentamente, mientras la población exige estabilidad.
Con información de AP