Científicos reportan 384 ejemplares, ocho más que el año anterior, una señal positiva para la especie en peligro crítico.

México (Marcrix Noticias)-La ballena franca del Atlántico Norte (Eubalaena glacialis), uno de los cetáceos más raros del planeta, ha mostrado un modesto pero alentador repunte poblacional, según un informe publicado este martes por el Consorcio de Ballena Franca del Atlántico Norte.

Los científicos estiman que actualmente existen 384 ejemplares, ocho más que el año pasado, lo que consolida una tendencia de crecimiento sostenido durante los últimos cuatro años.

“La tendencia hacia la recuperación de la ballena es un testimonio de la importancia de las medidas de conservación”,
señaló Philip Hamilton, científico senior del Centro Anderson Cabot para la Vida Oceánica del Acuario de Nueva Inglaterra, que colabora con la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) en el monitoreo de la especie.

Una década de declive y esperanza

Entre 2010 y 2020, la población de esta especie cayó alrededor de un 25%, principalmente por colisiones con embarcaciones y enredos en equipos de pesca.

Sin embargo, las nuevas políticas de manejo implementadas en Canadá, especialmente en el golfo de San Lorenzo, han sido decisivas para reducir los riesgos. “Sabemos que un aumento modesto cada año, si podemos mantenerlo, llevará al crecimiento poblacional”, agregó Hamilton.

Este año, cuatro hembras tuvieron crías por primera vez y otras redujeron los intervalos entre nacimientos. En total, nacieron 11 crías, una cifra menor a la esperada, pero considerada alentadora por los científicos.

“El ligero aumento en la estimación de la población, junto con la ausencia de mortalidades y menos lesiones detectadas que en los últimos años, nos deja cautelosamente optimistas sobre el futuro de la especie”,
afirmó Heather Pettis, directora del programa de investigación de ballenas francas en el Centro Cabot y presidenta del consorcio.

Una especie símbolo de resiliencia

Las ballenas francas del Atlántico Norte fueron cazadas casi hasta su extinción durante la era de la caza comercial y hoy están protegidas por ley en Estados Unidos.

Cada año, migran desde las zonas de cría frente a Florida y Georgia hasta las áreas de alimentación en Nueva Inglaterra y Canadá. No obstante, el calentamiento de los océanos ha alterado sus rutas migratorias, obligándolas a desplazarse fuera de las zonas protegidas en busca de alimento.

Pese a los desafíos, los expertos consideran que el pequeño repunte observado representa una señal de esperanza para una especie que sigue en peligro crítico, pero que demuestra una notable capacidad de resiliencia frente a la presión humana y el cambio climático.

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