“Los líderes de la COP19 pueden cambiar el rumbo de los tiburones”, se puede leer en la placa que contiene una obra de arte, elaborada con llantas recicladas a la entrada del Centro de Convenciones de Panamá, donde representantes de 183 países adheridos a la CITES, debaten sobre el futuro de la vida silvestre.
Se trata de una escultura muy especial donde es posible ver a detalle la silueta de un tiburón gris de arrecife, un tiburón martillo y un pez guitarra, del joven artista panameño Romel Bravo, quien recibió el apoyo del Fondo Internacional para el Bienestar Animal (IFAW, por sus siglas en inglés), para poder dar a conocer sus creaciones al mundo.
“Las ideas me salen solas, sólo tengo que estudiar antes las fotografías de la especie animal que quiero hacer”, explicó.
La inspiración de Romel nace de la preocupación por la contaminación de los plásticos que ahoga los océanos.
“Porque es una problemática ambiental que nos afecta a todos, por los plásticos que dañan a los animales y por los microplásticos que llegan hasta nuestros alimentos”, explicó.
A lo largo de 26 años, este joven tuvo que enfrentar grandes retos por una discapacidad, a la que ha sabido sobreponerse para transmitir su arte, al grado de recibir reconocimientos internacionales, como ocurrió recientemente al obtener un premio de sostenibilidad en Alemania.
“Desde que empecé en mi arte y porque tengo una discapacidad que es el Asperger, había personas que no me comprendían, pero lo supe superar y poco a poco he logrado la aceptación del público”, comentó.
Efectivamente, como si Romel Bravo fuera un amuleto para la biodiversidad, en la primera semana de la reunión de la 19 Conferencia de las Partes del Convenio sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), se logró un acuerdo histórico.
Por mayoría, los países parte decidieron proteger 54 especies de tiburón de la familia Carcharhinidae (requiem), entre ellos el tiburón de arrecife, así como los tiburones martillo, que son depredadores tope que mantienen la salud de los océanos.
Además de que aprobaron regular la venta del pez guitarra, que son justo las especies marinas hechas con llantas recicladas por el artista, y que, a propuesta de Panamá, el país anfitrión, estas especies lograron obtener una segunda oportunidad de la comunidad internacional, que les permitirá conservar sus poblaciones y tratar de evitar el tráfico ilegal de aletas.
FUENTE EXCELSIOR