Especialistas advierten que hogares desintegrados y falta de apoyo comunitario están formando generaciones de “adultos rotos” en el estado.

 

 

Cancún(Marcrix Noticias).- El abandono infantil y la desintegración familiar se han convertido en uno de los principales motores de la violencia en Quintana Roo, alertó Óscar Francisco Guzmán Zerecero, coordinador general de la Estrategia Integral para la Construcción de la Paz.

 

El especialista explicó que detrás de la inseguridad y las adicciones existe un origen común: la infancia marcada por la ausencia de padres y redes de apoyo. “La violencia que vemos en las calles no es más que el reflejo de lo que vivieron esos niños. Muchos de ellos crecieron heridos y terminaron siendo adultos rotos que alimentan la delincuencia”, señaló.

 

De acuerdo con Guzmán Zerecero, uno de los datos más preocupantes es que el 30% de los hogares en Quintana Roo son encabezados por madres solteras, una cifra que triplica la media nacional de 11%. A esta condición se suma la carencia de figuras familiares de respaldo, como los abuelos, que en otras regiones cumplen un papel fundamental en el cuidado y formación de los menores. “Estamos hablando de abandono, y ese es el verdadero detonante de la violencia”, enfatizó.

 

El coordinador subrayó que la seguridad es responsabilidad del Estado, pero la paz depende también de la sociedad. “Si no asumimos este problema con firmeza y corresponsabilidad, estaremos cada vez más lejos de recuperar la paz”, advirtió.

 

Como parte de las acciones para atender las raíces de la crisis, Guzmán Zerecero anunció la construcción en Cozumel de un centro de rehabilitación para personas en situación de calle y con adicciones, el cual busca dar atención integral a quienes ya fueron alcanzados por el abandono y la falta de oportunidades.

 

Finalmente, reconoció que la reconstrucción del tejido social en Quintana Roo será un proceso de largo plazo, pues la diversidad cultural y la población flotante dificultan el sentido de comunidad. “Este estado tardó 50 años en llegar a este punto; levantarlo no será inmediato. Pero debemos empezar, persona por persona, hasta devolverles a nuestros jóvenes la alegría de vivir”, concluyó.

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