El menor, originario de Campeche, viajaba en una aeronave de la Secretaría de Marina que se desplomó en la bahía de Galveston; el vuelo tenía fines humanitarios para atención especializada
Texas. ( Marcrix Noticias).- El fallecimiento de un bebé mexicano ha causado consternación tras el accidente aéreo ocurrido en Texas durante una misión médica internacional. El menor, de apenas dos años de edad y originario de Escárcega, Campeche, viajaba a bordo de una aeronave de la Secretaría de Marina (SEMAR) que se desplomó en la bahía de Galveston, dejando un saldo preliminar de varias víctimas mortales.
De acuerdo con la información confirmada por autoridades, el bebé formaba parte de un grupo de pacientes que eran trasladados para recibir atención médica especializada en Estados Unidos, luego de haber sido atendido previamente en un hospital del sureste mexicano debido a lesiones por quemaduras. El traslado se realizaba como parte de una misión humanitaria, en coordinación con organizaciones de apoyo médico infantil.
La aeronave, un Beechcraft King Air 350, transportaba a ocho personas: cuatro tripulantes navales y cuatro civiles, entre ellos el menor. Durante la aproximación a su destino, el avión cayó en aguas de la bahía, lo que activó de inmediato un amplio operativo de búsqueda y rescate por parte de cuerpos de emergencia de Estados Unidos y México.
Hasta el momento, se ha confirmado la muerte de al menos cinco personas, incluido el bebé campechano, mientras que dos ocupantes lograron ser rescatados con vida y una persona continúa desaparecida. Las labores de localización se han visto complicadas por las condiciones del área donde ocurrió el impacto.

La Secretaría de Marina expresó su pesar por la pérdida de vidas humanas y reiteró su compromiso de colaborar plenamente con las investigaciones para esclarecer las causas del accidente. Asimismo, se mantiene la coordinación con autoridades consulares para brindar apoyo a las familias de las víctimas.

El fallecimiento del menor ha generado una fuerte reacción de solidaridad y duelo, al tratarse de un vuelo con fines médicos y humanitarios. El caso ha puesto nuevamente en el centro del debate los riesgos de los traslados aéreos de emergencia, así como la importancia de reforzar los protocolos de seguridad en este tipo de misiones.
