El brote revela rezagos en la cobertura de vacunación y amenaza un logro sanitario que el país mantuvo por casi tres décadas.
Ciudad de México.- El regreso del sarampión en México ha encendido alertas en el sector salud, no solo por el aumento de casos registrados en distintas entidades, sino porque expone fallas en la cobertura de vacunación que podrían llevar al país a perder su certificación como territorio libre de transmisión endémica, otorgada en 2016 por la Organización Mundial de la Salud.
Tras casi 30 años de control sostenido, el brote que comenzó en Chihuahua durante 2025 se ha extendido a otras regiones del país, incluida Chiapas, lo que confirma la presencia de poblaciones susceptibles no protegidas. Especialistas en salud pública advierten que, si la circulación del virus se mantiene, México podría perder formalmente uno de sus principales reconocimientos sanitarios internacionales.
Regreso del sarampión en México y riesgo sanitario
Para conservar el estatus de país libre de sarampión, los lineamientos internacionales establecen la ausencia de transmisión endémica y coberturas de vacunación superiores al 95 %. Sin embargo, en los últimos años se han documentado descensos en la aplicación de la vacuna triple viral (SRP) en diversos estados.
Autoridades sanitarias han reconocido que existen rezagos asociados a dificultades de acceso en zonas rurales, fronterizas y de alta movilidad poblacional, así como interrupciones en campañas de vacunación. Estos factores han facilitado la reintroducción del virus y la propagación de los casos confirmados.
Fallas estructurales en la vacunación
El regreso del sarampión en México no se explica únicamente por la importación de casos, sino por la acumulación de personas no vacunadas. La baja cobertura impide cortar las cadenas de transmisión, incluso en entidades que durante años se mantuvieron sin registros de la enfermedad.
La situación contrasta con el periodo en el que México fue considerado referente regional por sus campañas masivas de inmunización y su sistema de vigilancia epidemiológica, que permitieron interrumpir la transmisión desde la década de los noventa.
La pérdida de la certificación sanitaria no es un hecho simbólico. Implica un retroceso institucional, obliga a reforzar la vigilancia epidemiológica y puede derivar en recomendaciones internacionales más estrictas en materia de salud pública.
Además, coloca al país bajo observación internacional, en un contexto donde la Organización Panamericana de la Salud ha advertido sobre la reaparición del sarampión en la región de las Américas.
Hasta el momento, las autoridades federales han reforzado acciones de vigilancia y respuesta rápida, además de llamados a completar esquemas de vacunación, especialmente en población infantil y grupos en riesgo. No obstante, especialistas coinciden en que recuperar y sostener altas coberturas será clave para evitar que el brote derive en la pérdida formal del estatus sanitario.
