El Pontífice firmó el decreto del milagro atribuido al empresario argentino, una figura admirada por el Papa Francisco por su compromiso social y cristiano.
Ciudad del Vaticano (Marcrix Noticias).– El Papa León XIV firmó este jueves 18 de noviembre el decreto del milagro atribuido al empresario argentino Enrique Ernesto Shaw (1921–1962), con lo que será proclamado beato por la Iglesia católica.
Shaw fue una figura ampliamente admirada por el Papa Francisco, quien lo citó en diversas ocasiones como ejemplo de empresario cristiano.
En una de sus reflexiones, el pontífice argentino destacó su figura al señalar que “era rico, pero era santo”, subrayando que Shaw supo administrar sus bienes con responsabilidad social, sin paternalismo, y promoviendo el crecimiento de quienes necesitaban apoyo, en sintonía con los valores del Evangelio.
Enrique Ernesto Shaw nació en París, Francia, el 26 de febrero de 1921, en el seno de una familia aristocrática argentina.
Es conocido como el “apóstol de los empresarios” por su compromiso con los trabajadores y por impulsar la Doctrina Social de la Iglesia dentro del ámbito empresarial.
A los 16 años se alistó en la Marina y en 1943 contrajo matrimonio con Cecilia Bunge, con quien tuvo nueve hijos. Pese a su posición económica, la familia vivía con austeridad y modestia.
Shaw trabajó en la empresa familiar Cristalerías Rigolleau, donde llegó a ser director general. Posteriormente se integró a la Acción Católica y al Movimiento Familiar Cristiano, y participó en iniciativas de ayuda a la Europa de la posguerra junto con otros empresarios argentinos.
En 1952 fundó la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa y promovió la Unión Internacional de Asociaciones Patronales Católicas y el Movimiento Empresarial Mundial Cristiano.
En 1957 le fue diagnosticado un tumor maligno, pero continuó activo en congresos, conferencias y publicaciones. En marzo de 1962 escribió una de sus obras más reconocidas, “…Y dominó la Tierra”, y falleció el 27 de agosto de 1962 en Buenos Aires, a los 41 años.
La beatificación se sustenta en la curación considerada milagrosa del niño Matías, quien en 2015 sufrió una grave lesión tras recibir una patada de caballo. Ante la gravedad del caso, su padre recurrió a la intercesión de Enrique Ernesto Shaw.
La mejoría fue confirmada médicamente en 2016 y 2018, y en 2019 peritos concluyeron que el menor se encontraba en buen estado de salud, sin secuelas neurológicas significativas.
Actualmente, el niño lleva una vida normal, practica deportes y tiene buen desempeño escolar, de acuerdo con el Dicasterio para la Causa de los Santos.
